Tatuajes

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Parte 1

-Siempre hueles así se bien?-. Shawn llevo su nariz por la parte trasera de Camila respirando su aroma personal que en escencia se había vuelto su favorito. Su espalda estaba desnuda y ella permanecía boca abajo con una sonrisa soñolienta que se ocultaba con las sabanas.

-Huelo como cualquier otra persona-. Contestó risueña, sintiendo cada caricia que Shawn le daba. No podía reprimir las ganas de sentir sus labios de nuevo sobre su boca, pero su piel le agradecía por tener ese contacto estremecedor.

-Ni una mierda, hueles mejor que cualquiera en este jodido mundo-. No pudo evitar ruborizarse con las palabras que el castaño le estaba susurrando. Era tan ardiente y sexy que aun esta tratando de asimilar el hecho de que lo tuviera de esa manera.

-¿A qué huelo entonces?-. Pregunto divertida mordiendo su labio.

-A frutas-. Contesto Shawn quien se encontraba concentrado en besar algunas partes de su espalda.

-¿Frutas?, ya lo creo. Si puedes apreciarlo con claridad mi olor es más parecido al de una banana-. Shawn la miro atónito tratando de entender lo que había dicho.

-Bananas, ¿me esta tomando el pelo señorita?-. Camila sonrió ampliamente comiendo niñas pequeña.

-Yo amo las bananas, la mayor parte del tiempo la paso comiéndolas. Si me dieran a elegir entre el platillo de comida más delicioso de todo el mundo y una banana no dudaría en escoger a la banana-. Shawn estallo en una carcajada sin poder creer lo que estaba escuchando.

-¿Así que eres fanática de las bananas eh?-. Shawn se posición de tal forma que podía verla con su cabeza apoyada en su mano.

-No puedo evitarlo. ¿Acaso nunca las haz probado?-. Pregunto.

-Por supuesto que si, pero no soy su más grande admirador-. Rió.
Shawn aún carecía de conocer la auténtica y original personalidad que Camila poseía.
Era tan fuerte como sentimental, sexy como inocente.
Para Shawn estar con Camila era como de estar al infierno y regresar al cielo.
Podría decirse que aún estando condenado a arder se arriesgaría con todo para poder pasar aunque sea un pequeño momento.
No desaprovecharía la oportunidad que se le estaba presentando.

-Eres rara-. Dijo Shawn sonriéndole, de manera que Camila bajo su vista a la nada.
Muy pocos llegaban a comprender su comportamiento e incluso algunos la llegaban a catalogar de loca.
Shawn con su dedo pulgar alzó la barbilla de Camila, provocando que sus miradas se encontrarán.
Fue en ese instante que ambos se sintieron perdidos es un limbo del cual se volvieron esclavos.
Jamás se imaginaron, que con esa mirada se habían enamorado sus almas.

-Y eso me gusta-. Remarcó.

Un rizo castaño bajo por la frente de Shawn dándole un aspecto de los más sexy y tentador y sin que Camila lo pudiera controlar llevo su mano hasta el peinándolo hacia atrás acariciando con sus dedos el suave y fresco cabello de Shawn. Lo que para el se sintió como un toque puro.
El contacto que llevaba Camila entre su piel al tocar la de él era de lo más provocadora.
Y estaba claro por que el bulto que cubría una de las sabanas lo decía todo.

Y fue tortuoso cuando Camila llevo su dedo índice hasta la mandíbula marcada de Shawn contemplando cada pequeño centímetro de su piel.
El sentir el tacto era como poner a arder su piel que se volvía insaciable y con ganas de más y más cada vez que iba de una dirección a otra.
Agonizó cuando Camila llevo su dedo por su cuello sintiendo los lunares que adornaban el cuello largo de Shawn.
Se volvieron sus favoritos por la manera en que estaban distribuidos.
Shawn no podía evitar de mirar a Camila verlo de esa manera.
Sentía como si por primera vez estuviera siendo admirado y no sólo por su exterior, si no por lo que había más allá de él.
Su exterior.
Lo que le provocaba un temor a Shawn, pero algo muy dentro de él estaba ansioso por que Camila lo descubriera.
Quizás y ella podía revivir esa parte muerta que Shawn jamás volvió a sentir.
Camila siguió su recorrido hasta el fuerte y evidente ejercitado abdomen de Shawn, aún le costaba creer que alguien como él la hubiera tomado de es manera.
Subestimo el poder con el que había encantado al castaño.
Fue más abajo encontrándose con una extensa cicatriz que se marcaba sobre la v de su cintura.
Quiso preguntar, pero se abstuvo de decir algo.
El momento era perfecto para arruinarlo agregarle palabras innecesarias.
Su rumbo cambio por completo cuando está vez fue al antebrazo de Shawn y se detuvo en el dibujo tatuado de uns guitarra.
Apenas y era visible entre la poca luz que se filtraba por las persianas de la ventana.
Descifró cada parte que contenía desde la parte exterior creando teorías de lo que podría ser un lado el cual parecía un lago reflejando el del lado contrario, que resultaba ser una ciudad y más abajo encontrándose un bosque.
La idea de que Shawn fuera un fiel amante de la música hizo sonreír a Camila.

-¿Te gusta la música?-. Pregunto evitando mirarlo a los ojos.
Fingiendo estar concentrada demasiado en la piel cincelada.
Era blanca y de aspecto frágil.
Perfecta para ella.

-Antes-. Respondió Shawn cortante.
Para ella fue decepcionante el hecho de recibir aquellas palabras.
La música era su vida, y si alguien la odiaba era como darle un golpe en seco.
Pero no reprimiría sentimientos contra el castaño.
Prefería dejar de pensar en ellos.
Por lo poco que conocía a Shawn llego a la conclusión de que no iría más allá de esa barra que el castaño tenía por lo alto.
No bastaría con unos minutos de conocerse para que el cediera.
Continuó con otra pequeña figura arriba de la guitarra y se creo un sinfín de teorías.
Lo mismo con los tatuajes que estaban entre los dedos del castaño y sonrió al imaginarse a ella con uno.
Era demasiado delicada para soportarlos.
Mientras tanto Shawn se sentía al borde de un colapso ya que si sentía un toque más así. perdería la cordura.
Quizás y después de todo el toque de Camila lo había vuelto suyo sin siquiera planearlo.

-Es mi turno-. Dijo con voz ronca y sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas.
No soportaría un segundo más sin poder probarla a su manera.

De un movimiento rodó a Camila de tal forma que quedó boca arriba y con un jalón arrancó la sabana que cubría su perfecta silueta.
Shawn no pudo evitar contemplar  la majestuosa figura que tenía frente a él y sólo para él.
Camila era un sueño, el cual se volvió realidad.
No podía imaginar lo que estaba por vivir al no medir las consecuencias que su unión tendrían ambos.
Bajo sus labios hasta el pecho de Camila y beso cada pequeño espacio de piel bronceada.
Besarla ers como acariciar el oro.
Había descubierto un tesoro sin saberlo.
Primero descendió hasta su seno derecho saboreando y chupando sus pezones con delicadeza, provocando que la piel de Camila se erizará y ella gimiera de manera majestuosa.
Era el jodido cielo.
Término y avanzo con el otro probándolo de la misma manera haciendo que la respiración de la latina se volviera desenfrenada y cargada de deseo.
Fue más bajo sonriendo cuando un gemido singular brotó desde los labios de Camila.
Sabía que su efecto había marcado a Camila. Y esa huella era imborrable.
Llego hasta sus caderas y tomo ambas piernas con sus manos, abriéndolas por completo revelando la feminidad de Camila.
Shawn paso su lengua por sus labios delirando por lo que sus ojos estaban apreciando.

Llevo sus labios hasta la entrada de Camila y con su lengua probo su entrada.
Camila sin poder detenerse gimió lo bastante alto para hacer sentir orgulloso a Shawn, él sabía que desde ese momento Camila era suya.
Siguió probando, chupando y saboreando.
Camila arqueada su espalda haciendo que Shawn encontrará el punto exacto con su lengua.
Con sus manos tomo su cabello y lo acerco más y más sintiendo todo el éxtasis del orgasmo que se apoderaba de su ser.
Gemido tras gemidos.
Lamida y probada termino por gritar muy fuerte sin contenerse y vaciarse por completo en la boca de Shawn.

-Shawnnnnnnnnnn-. Gimió con fuerza y toda su vista se nublo llevándola fuera de la realidad.
Shawn lamió sus labios y poso su mirada en Camila.
Su pecho subía y bajaba con pesadez y unas gotas de sudor cubrían su frente.
Su cabello estaba esparcido entre las sabanas dándole un aspecto seductor.
Quizás Camila era aquella tentación que no podía volver a tener.
Pero aprovecharía cada segundo después de eso.
Ella no volvería a dormir en esa noche.

SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora