Hora de hablar

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-No tengo ropa que ponerme, la mía está sucia y.....-. Camila dejo de hablar en cuanto sintió dos prendas de algodón golpear su cara.
Las apartó y miró a Shawn de mala gana quien llevaba solo una toalla atada a sus caderas y quién la miró con expresión de indiferencia y frialdad.
Todo lo contrario al que había estado con ella dentro de la regadera.

Solo era cuestión de minutos para que el comportamientoo de Shawn llegará cambiar y existieran distintas facetas apoderándose de él.
Los cambios repentinos eran algo ya muy común en él y Camila empezaba a familiarizarse con ello.
Su actitud, gestos y acciones pasaban desapercibidas y es que el temperamento de Shawn cada momento parecía endurecerse más y más, y todo gracias a su pasado.
Pero Camila no quería entenderlo ni lo entendería.
Ahora sólo se mantenía esperando a saber que estaba detrás de todo aquel plan que la tenía acorralada y prácticamente secuestrada por Shawn.
El castaño tenía muchas cosas que aclarar y ella estaba ansiosa por escuchar de ello.

Se mantuvieron en silencio mientras Shawn rodeaba su herida con una venda había sacado de un pequeño botiquín que reposaba sobre la cama. Después se puso de pie y camino tratando de dejar caer todo su peso sobre su pierna buena y cojeando sobre la mala.
Camila se repitió mentalmente que no se sentía mal por ello.
Se lo merecía.
-¿Me dirás ya por qué me tienes aquí?-. Pregunto Camila mirando como Shawn rebuscaba sobre uno de los cajones del armario. Tomó un bóxer negro Calvin Klein  dejando caer la toalla al suelo de forma que  de nuevo estuvo desnudo frente a ella, lo paso por sus piernas y dejo sobre sus caderas.
Camila prefirió concentrarse en vestirse aunque la vista resultará tentadora, no podía evitar odiarlo.
Aún por más atraída sexualmente que se sintiera por él tenía su mente clara y con la vista puesta en su meta.

Escapar.

Y si Shawn podía comportarse de esa manera fría después de tener sexo ella también podría hacerlo.
Shawn no era el único con temperamento fuerte.
Algo muy dentro de Camila era igual que él.
Quizás y en eso eran parecidos.
Y Camila quería pensar que solo en eso.
Pero estaba equivocada.
Compartían más que un carácter de mierda.

- Cal necesita estar también presente-. Hablo Shawn.

-¿Cal?-. Pregunto Camila.

-Mi amigo, el rubio-. Aclaro Shawn concentrado en buscar unos shorts deportivos y una playera de tirantes que dejaban libres sus abultados brazos.

- Claro, lo recuerdo. El que te ayudo a secuestrarme-. Bufo Camila con ironía.

Shawn ignoro a Camila y en cuanto giro se detuvo en seco absorto en contemplar a Camila vestida con sus boxer que se cernían sobre sus caderas y su gran trasero y como la playera oscura cubría su cuerpo y el dobladillo bailaba sobre sus piernas. Su cabello ondulado suelto y húmedo la hacia verse aún más provocativa sin que lo pretendiera.
Era hermosa de forma natural y eso Shawn no podía ignorarlo, de alguna forma eso lo mantenía siempre atento con ella.

Trago duro volviendo a su postura indiferente ocultando sus pensamientos que empezaron a tornarse sucios e impuros imaginandose a la latina sobre sus piernas montandolo.
De sólo pensarlo el bulto se había formado grande y fuerte entre sus bóxers.

- Salvamos tu vida, deberías agradecernos-. Camino hasta la puerta y la abrió.

-¿Qué me han salvado? ¿Me estás jodiendo?-. Pregunto iracunda.

- Así es, si no fuera por nosotros ese hijo de puta te hubiera violado y después encerrado en el verdadero infierno y te lo juro cariño, no tienes ni una puta idea de lo que es eso -. Recalcó Shawn.

- Me se defender sola y tú pierna y los testículos de ese italiano son testigos de ello -. Protesto Camila cruzándose de brazos lo que llevo a que la playera se levantará unos centímetros más arriba revelando sus piernas.
Shawn trato de mantener la vista sobre su rostro ignorando ese movimiento.

SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora