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Frank

—... ¡Y entonces Gee hizo tastillos de arena ton nosotros! — Durante la cena, Miles no paraba de hablar de la tarde en la playa con Gerard.

Aunque... Yo tampoco he podido quitarme de la mente el reciente recuerdo de esta tarde, y es bastante extraño, he de admitir. Pero lo más raro de todo el asunto, es lo extrañamente cómodo que me sentí con Gee, incluso cuando mi hijo nos dejaba a nosotros solos para conversar. Por alguna razón, me sentí sumamente en paz; nunca he tenido tanta confianza hacia alguien que desconozco, por el contrario, siempre suelo estar bastante incómodo y ansioso en situaciones sociales, pero con Gerard, creo que incluso hablé demasiado, tanto así, que me sorprende que él no se haya aburrido de mí ni me haya hecho callar todas las veces que me ponía a divagar.

Pero al menos puedo saber que su presencia no sólo me trajo a mí una extrema comodidad, sino también a Miles, quien sólo puede hablar maravillas en este momento, que estamos los tres en el restaurante del hotel; yo miro con fascinación cómo él tiene sus ojitos iluminados y está tan feliz con la idea de tener un amigo. Jamia, mientras tanto, se pierde en su celular mientras asiente y responde cosas como: « ¿Sí? Qué bueno». Lo que me hace dudar si realmente está escuchando a nuestro hijo.

— Papi, toma. — Dijo Miles, extendiendo una papa frita hacia mi rostro; él siempre tiene una manía con querer alimentarme, y yo sólo sonrío y dejo que él ponga la comida en mi boca, a lo que él aplaude contento antes de volver a hablarle a su mamá. — Y mami... ¡Adivina!

— ¿Qué, mi amor? — Responde, pero aun así, no levanta la vista del móvil.

— ¡Gee va a venir a mi fiesta de tumpleaños!

Fue sólo en ese instante que, por fin, levantó la vista, un poco desconcertada.

— Mmm... ¿Qué dijiste, Miles?

— Te Gee va a venir a mi fiesta de tumpleaños; él lo prometió. — Alegó sonriente.

— Mmm... Frankie... — Me miró un poco confundida. — ¿De dónde sacó Miles esa idea?

— Es que se encariñó muy rápido con Gerard.

— Es mi amigo. — Completó él.

— Frank, es que... — Ella se levanta un poco y se inclina sobre la mesa con la intención de acercarse a mí, y me habla en susurros, cubriendo su boca para que Miles no pueda saber lo que dice. — ¿Cómo pudiste dejar que Gerard prometiera estar en el cumpleaños de Miles si sabes que eso nunca pasará?

— Mia, no te preocupes. Cuando llegue el día, Miles se olvidará completamente. — Le dije igual en susurros.

— ¿Y qué tal si no? — Replicó.

— En el caso hipotético de que no, entonces Gerard tendrá que cumplir su promesa. — Dije con una sonrisa y un encogimiento de hombros.

— No puedo creer que lo digas así tan tranquilo.

— Hey ¿De té están hablando? — Miles interrumpió la pequeña discusión que estaba por formarse.

— Cosas de adultos, Miles. — Respondí aparentado tranquilidad, incorporándome en mi asiento, dando por terminada mi conversación "privada" con mi esposa.

— Eres jodidamente irresponsable. — Dijo poniendo los ojos en blanco con expresión de fastidio y, sin yo esperármelo, se levantó de la mesa y comenzó a avanzar hacia la salida.

Me confundí un montón, porque se molestó sin razón alguna.

— ¿Por té mi mami se enojó, papi? — Me pregunta Miles.

Broken Pieces; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora