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Frank

Por supuesto que Gerard no comprendió que lo mejor para nosotros es estar separados, se mostró más herido de lo que estaba... Y yo no quería eso; no quería que se levantara y se fuera sin dejar de llorar, llamando la atención de su mejor amiga, quien se preocupó mucho por él, sobre todo porque él no quiso decirle el motivo por el cual lloraba. Realmente no quería nada de eso. No quería que él se pusiera más triste, sólo quería que me comprendiera.

Creí estar solucionando las cosas, pero las mandé a la mierda para ambos; lo sé, porque a medida que veía a Gerard de reojo durante del resto del día, podía ver que no estaba bien, y yo tampoco lo estaba, debido a que me preocupo más de lo que debería por él.

No me siento bien teniendo que alejarme, aunque sé que es lo correcto.

Al día siguiente, desperté temprano porque iba a salir con Jamia a tomar más fotos. Como todas las mañanas, fui a la habitación de Miles apenas me desperté, sólo para asegurarme de que esté durmiendo bien, sin embargo, esta vez, lo encontré llorando mientras abrazaba a su tortuga de peluche, por lo que inmediatamente me preocupé por él.

— ¿Qué sucede, príncipe? — Me acerqué a su cama, recostándome a su lado.

— M-Me siento mal. — Tosió. — Y m-me duele... Atí. — Señaló su garganta mientras llora.

—Déjame ver... — Toqué su frente, sus mejillas y su cuello. — Oh, Miles, estás ardiendo en fiebre. — Acaricio su espalda para consolarlo. — Te daré algo de medicina y luego te llevaremos con un médico ¿Okay? Estarás bien. — Besé su frente.

— ¡Pero la medicina sabe muy mal! — Se quejó, antes de toser de nuevo.

— Pero te hará sentir mejor. — Afirmé, antes de ir corriendo en busca del jarabe para la fiebre.

Por suerte, Jamia y yo nunca vamos de viaje con Miles sin llevar algunas medicinas por si se enferma, aun así, siempre me siento más tranquilo llevándolo con un médico cuando eso pasa, por lo que los planes que teníamos en un principio para el día de hoy ya no podrán realizarse, pues no quiero dejar solo a Miles si está enfermo.

— Cambio de planes, Mia. — Le dije en cuanto entré a nuestra habitación, donde estaba ella frente al tocador, tomándose su tiempo para ponerse labial. — No podemos salir, Miles está enfermo.

— No hablarás en serio. — Se giró hacia mí dramáticamente.

— Hablo muy en serio. — Aclaré, mientras buscaba el pequeño botiquín con las medicinas. — Dice que le duele la garganta, deberíamos llevarlo con un médico.

— No creo que sea grave, sólo dale un poco de jarabe, él se quedará dormido y luego se sentirá mejor.

— Lo llevaremos con un médico. — Reafirmé, tomando el botiquín antes de levantarme para irme. — Además, no quiero dejarlo solo.

— Frank. — Me detuvo en la puerta. — Sabes lo importante que es para mí este concurso... Quiero hacer un buen portafolio, así que quiero tener muchas opciones y por eso debo tomar cuantas fotos sea posible. Además, no puedo desaprovechar un día tan bonito como este, ¡Vamos! Entiéndeme.

— Lo que entiendo es que no te preocupa Miles en lo absoluto. — Dije comenzando a indignarme un poco.

— ¡Claro que me preocupa! Pero entiende que él estará bien, incluso podemos decirle a Donna que lo cuide mientras nosotros salimos.

— Lo siento... Pero no. Si en serio necesitas salir a tomar tus fotos, entonces ve sola. No quiero dejar a nuestro hijo si está enfermo.

— ¡Pero te necesito!

Broken Pieces; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora