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Gerard

Al ver su nombre en la pantalla, di un salto de la cama, sin poderme creer que Frank Iero, FRANK IERO, me estaba llamando por la noche. Aunque en primera instancia, es algo muy raro.

« ¿Por qué me llamaría?». Me pregunté, pero rápidamente el raciocinio me abandonó y me dije: « ¿A quién le importa? ¡¡Frank Iero me está llamando!!».

El teléfono yacía en mi cama mientras que yo, respirando profundo varias veces para calmarme, caminé rápidamente por los alrededores de mi habitación hasta que pensé: «Si no contesto, va a colgar». Por lo que me lancé a la cama, tomé el celular y deslicé para contestar.

— ¿Hola? — No pude evitar sonar nervioso.

— Hola, Gee... ¿E-Es muy raro que esté llamándote?

— Un poco. — Sonreí de manera involuntaria. — Me tomaste por sorpresa cuando estaba a punto de quedarme dormido.

— ¿Tan temprano?

— Bueno, estoy cansado... He conducido prácticamente todo el día; desde mi casa al hotel, desde el hotel al acuario, del acuario al restaurante, del restaurante al hotel, del hotel a casa de Bert y finalmente pude regresar a mi casita. — Suspiré. — Pero fue un buen día después de todo.

— Sobre eso... Miles no ha dejado de hablar sobre ti. Y precisamente por eso te llamo.

— Espero que no haya dicho nada malo.

— No creo que eso sea posible... — Lo escuché suspirar. — Dijo maravillas sobre ti... También mencionó que tu novio sabe muchas cosas sobre los animales y que aprendió mucho de ustedes. Fue muy lindo escucharlo decir que él salvaría a las tortugas haciendo todo lo posible para cuidar el planeta... También dijo que cuando crezca y sea presidente, meterá a la cárcel a todos los que maten a los animales. — Musité un "aww" al haber escuchado eso. — Y todo lo que podía pensar al escucharlo decir esas cosas era: "este muchacho me llena de orgullo". — Solté una risita que él pronto acompañó. — Me parece increíble que en apenas un día contigo haya aprendido a ser una mejor persona. Y es tan sólo un niño de cuatro años, incluso a mí mismo me sorprende que pueda preocuparse tanto por el planeta en donde vive... O que quiera ser presidente, porque yo a su edad no tenía ninguna aspiración en la vida y comía tierra.

— Yo igual. — Reí. — Bueno... Nunca comí tierra, pero sí plastilina una vez, ¡Oh!, y por cierto, ahora que lo recuerdo... Miles me pidió tomarle unas fotos para mostrártelas. Espera. — Lo puse en altavoz un momento mientras busco en mi galería las fotos de Miles y se las envío por WhatsApp.

— Oye, a veces no puedo creer que yo haya hecho a ese niño tan lindo. — Dijo cuando vio las fotos.

— ¿Pero de qué hablas? — Reí. — Él se parece a ti en muchos sentidos. Créeme; me he dado cuenta. Además, es un muy buen niño... — Dije totalmente enternecido. — Es tan adorable, tan considerado y también es tan inocente, que dan ganas de protegerlo de todo mal. Pienso que Miles es un amor y eso dice mucho de su crianza.

— Bueno... A veces me siento mal cuando no puedo estar con él porque no siempre podemos llevarlo a las giras, pero cuando por fin podemos estar juntos, procuro dedicarle todo mi tiempo y enseñarle, precisamente, a ser bueno. Me esfuerzo mucho para que él sea una gran persona cuando crezca, y no un pedazo de mierda como su padre.

Broken Pieces; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora