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Gerard

«Pedazos rotos caerán

Promesas derribarán la confianza»


Logré convencer a Miles de dejar de hablar del tema, y mejor continuamos abriendo sus obsequios, que en su mayoría son juguetes, libros de cuentos o juegos didácticos. Afuera, resonaban truenos que indicaban que estaba por llover; esa era mi señal para irme, pero mis ganas de quedarme con Miles fueron más fuertes.

«Aún hay tiempo». Me decía a mí mismo... Hasta que, de un momento a otro, empezó a llover.

— Oh, no... — Se levantó del suelo y se puso de puntillas para asomarse a la ventana. — El cielo está triste y se puso a llorar. — Su inocencia me hizo reír enternecido.

Miles se separó de la ventana cuando escuchamos la puerta abrirse; Frank había entrado.

— Tus tíos tuvieron que irse... — Le avisó a Miles. — Me pidieron que te dijera que te quieren mucho y esperan que hayas tenido un buen cumpleaños.

— ¡Tuve el mejooor tumpleaños! — Se acercó a abrazar a Frank. — Gracias, papi, por hacer mi fiesta y por traer a Gee.

— Mejor dale las gracias a Gee por venir. — Respondió, y yo inevitablemente sonreí. — ¿Te gustaron tus regalos de cumpleaños?

— Sí, porte ahora tengo más juguetes.

— Me alegra escuchar eso. — Frank le regaló una sonrisa. — Vuelvo en un segundo ¿Sí? Voy a buscar algo para recoger todas las cajas y envoltorios de regalos y guardarlos, porque pueden reciclarse.

— ¿Y después vienes a jugar tonmigo y Gee?

— Bueno... Después tenemos que darte un baño y cepillar tus dientes para que te pongas tu pijama. Pero luego de eso, si Gee quiere, podemos jugar un rato.

— Me parece bien. — Le dije. — A fin de cuentas, tengo que esperar a que deje de llover para irme; no quiero conducir hasta Nueva York bajo la lluvia en medio de la noche. Y además... Tú y yo aún tenemos que hablar.

Frank asintió.

— ¿De té van a hablar? — Nos preguntó Miles.

— Cosas de gente grande. — Contestó su papá.

Cuando Frank nos dejó solos, Miles me hizo la misma pregunta, con la esperanza de que yo sí le cuente todo, pero yo también le dije que son cosas de gente grande que él no podría entender.

Frank regresó con una bolsa negra de las grandes y guardó allí todas las cajas, bolsas de regalo y envoltorios, luego volvió a salir y no tardó mucho antes de regresar y llevarse al niño para darle un baño. Mientras tanto, yo me quedé solo en la habitación; Miles me pidió escoger una pijama para él, y eso hice. Abrí el cajón donde estaban sus pijamas y seleccioné una de Superman que me gustó mucho.

Luego decidí matar el tiempo con mi celular; aproveché de escribirle a Frances y decirle que llegaré tarde porque está lloviendo.

Su respuesta fue inmediata:

"Si quieres quédate esta noche con tu marido y tu bendición. Nosotros acá te cuidamos el rancho, xoxo"

Me reí, pero igualmente le dije que me esperara.

No obstante, cuando Frank regresó con Miles, me sugirió quedarme a dormir en el cuarto de huéspedes.

— No sabemos cuándo parará de llover. — Me dijo. — Y no quisiera que condujeras tan tarde hasta Nueva York.

Broken Pieces; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora