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Gerard

Respiré hondo antes de tocar el timbre. Mis manos tiemblan. No esperaba sentirme tan nervioso, pues el día de ayer estuve tranquilo, y también esta mañana.

El nudo en mi estómago se formó cuando conducía a Nueva Jersey, creo que se debe a que fue en ese momento cuando todo se volvió más real para mí, y comencé a asimilar: "Oh, esto realmente está pasando".

Frank abrió la puerta, me saludó con un abrazo muy breve antes de permitirme entrar. Su casa es linda y acogedora, se siente como un hogar. Me pregunto si su antigua casa transmitía la misma calidez y confortabilidad.

Me dijo que los invitados estaban en el patio trasero mientras me guiaba hasta allá.

Ya podía escuchar la música y las risas de niños jugando, cuando de repente él se detuvo antes de cruzar la entrada, por lo que yo me detuve también.

— Miles no sabe que estás aquí... — Dijo. — Sólo le dije que tengo una "sorpresa" para él.

— Me parece bien. — Sonreí. — De todos modos, quería sorprenderlo.

— Voy a traerlo. — Sugirió, por lo que yo asentí.

La espera fue corta, pero aun así, mis nervios aumentaron.

Cuando Frank regresó con Miles, estaba cubriendo los ojitos del niño con sus manos. Solté un largo suspiro... Y un nudo se formó en mi garganta al ver de nuevo en persona al pequeño niño que, sin nada de esfuerzo, se ganó todo mi amor.

— Papi, ¿Tuál es la sorpresa? — Pregunta con su característica forma de hablar.

Respiré hondo antes de, cuidadosamente, ponerme de rodillas frente a Miles, quien se ve bastante tierno con su suéter verde y su overol con el bordado de un dinosaurio. Suspiré antes de dejar la caja con mi regalo en el suelo, a mi lado, para así poder abrazarlo en cuanto me vea.

— ¿Estás listo, príncipe? — Miles asintió con una sonrisa, y Frank quitó las manos de sus ojos.

— Hola, peque... — Musité, mientras el niño me mira completamente atónito, sin poder creerse que estoy aquí en este momento.

— ¡Gee! — Exclamó antes de lanzarse a mis brazos.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

La última vez que lo vi, estábamos en esta misma posición: Yo estaba de rodillas, abrazándolo contra mi pecho... Quería que él y su papá se quedaran conmigo para siempre... Por eso me aferraba al niño con tanta fuerza; porque no quería un mundo sin ellos dos. Cuando Miles fue separado brutalmente de mí por su madre, fue como si hubiesen arrancado una parte importante de mi ser... Y desde hace dos días, cuando volví a ver a Frank, tuve la sensación de que esa parte tan importante ha regresado. Ahora, teniendo a Miles en mis brazos, esa sensación está mucho más presente; es todavía más real.

— Oye, no llores... — Me separé de él al sentir que comenzó a llorar (yo tengo ganas de hacerlo también). — ¿Por qué lloras, cielo? — Pregunto limpiando sus lágrimas con mis pulgares.

— T-Te extrañé mucho, Gee...

Con dulzura, acaricié su cabello y besé su frente.

— Yo también te extrañé mucho, Miles... — Volví a abrazarlo.

— ¿Viniste porte mi papi ya te dijo te sí te tiere?

Mis ojos se abrieron desmesuradamente, y levanté la mirada para ver a Frank, quien se sonrojó y pronunció el nombre de Miles a modo de regaño. Me causó ternura, y mi desconcierto se convirtió en una sonrisa.

Broken Pieces; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora