16.- Aclaraciones

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Desde el rincón en el que estaba escondido Falcon, no podía creer lo que estaba viendo. No podía creer que el chico al que estuvo vigilando durante quince días ahora estuviese permitiendo que Beaks le abrazara. ¿Cómo era posible? Si desde el principio quedó bien claro que ese patito detestaba al CEO de Waddle. ¿por qué ahora se dejaba consolar por él? Al principio Graves pensó que el chico lo hacía por miedo, pero su postura, su... tranquilidad ante el gesto de Mark le hizo darse cuenta de que su aceptación de ese abrazo era total y absolutamente genuina, eso no podía ser fruto del miedo.

En honor a la verdad, al halcón le costaba mucho trabajo creer que el chico vestido de rojo hubiese quedado tan afectado después de haber visto los videos que le mostró Beaks. Si se notaba en seguida que el loro había modificado todos y cada uno de esos videos o simplemente los había cortado en el punto en el que a él le interesaba. ¿cómo no pudo darse cuenta de eso ese niño con gorra?

Pero luego, Falcon recordó lo que le había dicho Beaks. El niño estaba cansado, agotado física y mentalmente, gracias a su trabajo en cuidarlo. En ese estado de cansancio, era lógico pensar que al chico le costaba más distinguir detalles sutiles que mostraban la falsedad de lo que acababa de ver.

Graves suspiró, en estos últimos días, sus emociones tampoco habían sido las más positivas del mundo, estaba enojado, molesto, furioso... en el tiempo que pasó desde que Beaks se fue hasta que regresó, el halcón había estado casi tan atrapado como ese patito. La diferencia entre ambos estaba en que Graves podía ir adonde quisiera del edificio, si necesitaba salir para conseguir suministros, podía hacerlo sin problemas, aunque el primer punto de civilización, estaba bastante alejado de su ubicación, lo que significaba un largo viaje en auto para llegar allí. Pero al menos, Graves podía salir, y, además, tenía acceso a internet, siempre usando cuentas falsas para que no pudieran rastrearle obviamente, pero nada de lo que podía hacer era suficiente, y eso le frustraba. Y Graves pagó toda su frustración en Huey, ya que técnicamente, era culpa del niño que ambos acabaran en esa situación.

Si el chico hubiese aceptado desde el principio el ofrecimiento de Beaks, ninguno de los dos se habría visto obligado a quedarse en ese lugar. Pero el chico tuvo que actuar obstinadamente y declinar, también hay que decirlo, de un modo muy original, la oferta del loro, lo que los llevó a ambos a estar atrapados durante dos semanas en ese lugar.

Graves en cierto modo agradeció que Beaks llegara, pues no sabía si hubiese podido aguantar mucho más tiempo ocupándose del niño sin tener noticias de su empleador. El halcón aún recordaba, por ejemplo, lo que sucedió el primer día que fue a llevarle comida al chico.

En el momento en el abrió la puerta, cometió el error de abrirla por completo, dándole al chico vía libre para que saliera corriendo, para sorpresa del halcón. Falcon de inmediato dejó caer el plato y el vaso y se lanzó a perseguir al patito. No tardó mucho en atraparle, y a pesar de las súplicas del muchacho, Graves volvió a encerrarle de nuevo. Tras asegurarse que el chico no escaparía, tomó la decisión de privarle de comida hasta el día siguiente como castigo por su intento de fuga, pero eso... era algo que Beaks no necesitaba saber, al fin y al cabo, el patito no estuvo fuera de ese cuarto ni siquiera tres minutos.

Además, tras su pequeño... desliz, cada vez que Graves iba a ver al chico, abría la puerta solo un poco, para asegurarse de que el chico no podía salir. En los primeros días, constantemente tuvo que esperar a que Huey se apartara o bien mirarlo con dureza ya que no podía hablarle. Con el paso del tiempo, el chico llegó a comprender que por mucho que la puerta se abriera, a él no se le permitía salir de allí, así que, tras la primera semana, el niño simplemente dejó de intentar salir de allí cada vez que Graves aparecía, incluso dejó de pedírselo al halcón. Otro momento, que al parecer fue sumamente amargo para el chico, fue el momento en el que Graves le trajo el cubo y el papel higiénico donde el chico tenía que hacer sus necesidades. El halcón no se sorprendió en absoluto cuando vio la expresión de sorpresa y horror en su facciones, como si no pudiera dar crédito a lo que estaba viendo.

Guerra de GeniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora