4.- Nunca te volveré a fallar

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Fenton estaba dolorido, parecía que no hubiera ni una sola parte de su cuerpo que no estuviera gritando de dolor. ¿Qué había pasado? Ah sí, la explosión, suerte que se auto eyectó justo antes de que el procesador artificial explotara. De no haberlo hecho, la explosión lo habría matado.

Pero no todo había sido tan fácil. A pesar de no recibir el impacto directo de la explosión, sí que fue alcanzado por la ola expansiva que lo hizo chocar con el agua y rebotar sobre ella varias veces hasta que finalmente cayó y se hundió en la sustancia líquida. Cualquier otro tal vez se habría dejado llevar por la corriente o se habría rendido. Pero Fenton no iba a rendirse. Tenía que llegar a la orilla. No podía dejar sola a su mamá.

Nadando como pudo y tratando de ignorar el dolor, el pato hispano logro llegar al muelle y subir trabajosamente la escalera. Una vez que logró llegar a la plataforma, sus fuerzas le fallaron y cayó, lo último que vio mientras sus ojos se cerraban fue a una de las reporteras y el chico que le había ayudado a tener el control del traje.

Lentamente, los párpados de Fenton se separaron, y la habitación de un hospital apareció ante sus ojos. Mirando a su derecha, el pato vio que su madre estaba allí, dormida junto a él. ¿Cuánto tiempo había estado en esa posición? Con voz áspera, lo que indicaba que no había hecho uso de sus cuerdas vocales en bastante tiempo, el pato hispano habló diciendo:

"¿Mamá?"

Al instante su madre se despertó y se enderezó, cuando le miró, su rostro adquirió una expresión de alegría radiante y con voz emocionada exclamó:

"¡Pollito!"

Fenton volvió a mirar al frente mientras su madre se levantaba de la silla y dijo:

"Creo que me han despedido"

Y tras unos breves momentos de silencio añadió:

"Seguro que me han despedido"

Su madre le besó la cabeza y con voz suave le dijo a su hijo:

"Ahora solo descansa. Alguien ha pagado la mejor habitación del hospital"

Una voz repentina se unió a la conversación diciendo:

"Tengo que hablar contigo"

Madre e hijo miraron hacia la puerta y allí vieron al pato más rico del mundo, imponente, apoyado en su bastón como siempre. Fenton al verle habló sorprendido:

"¿Sr. McDuck?"

Su madre en cambio sonó más emocionada cuando dijo:

"¿Scrooge McDuck? Mejor os dejo a solas"

Y recogiendo sus pertenencias caminó hacia la puerta, Scrooge se quitó el sombrero para despedirla, pero la mujer se volvió hacia su hijo y le dijo:

"A ver si le sacas algún dinero, está forrado"

Esas palabras provocaron una mirada de desaprobación en el rostro de Scrooge, aunque la mujer no lo notó. Fenton por su parte sonrió nerviosamente, no sabiendo como esconderse después de lo que acababa de hacer su madre.

Scrooge de pronto volvió a su expresión seria y caminando hacia la ventana de la habitación habló diciendo:

"Sabes, paso mucho tiempo viajando y no estaré aquí para ayudar a Duckburg"

Luego se volvió hacia Fenton y guiñándole un ojo le dijo:

"Necesito a alguien que se encargue de que todo esto siga en pie para cuando vuelva"

No muy seguro de lo que estaba insinuando el pato más rico del mundo, Fenton se lo quedó mirando extrañado, Scrooge pareció entender su desconcierto, pues de pronto se giró hacia la puerta y gritó:

Guerra de GeniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora