Dakota

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Salí a caminar por la playa, el día estaba hermoso y había mucha gente aún, pese a que el Sol ya estaba perdiéndose.


Lo que había comenzado como unas vacaciones en familia habían terminado en que mis padres regresen casi de inmediato a casa porque la empresa para la que trabajaban estaban teniendo problemas importantes; por ende me había quedado yo sola en la costa, con dinero suficiente para todo el resto de la semana.


El viento que soplaba era muy cálido aunque el cálido otoño ya estaba en sus últimos días y seguramente pronto recibiríamos al invierno; se rumoreaba que ese año iba a hacer mucho pero mucho frío.


Miraba al mar absorta en mis pensamientos mientras el viento movía mi pareo que llevaba atado a la cadera, a lo lejos había un muchacho surfeando las olas con mucha habilidad, me quedé mirando como hacía dibujos con el agua que saltaba, no podía ver su cara pero llevaba el cabello medianamente largo y se lo notaba atlético y delgado.


Continué caminando hasta que vi un cangrejo enorme que salía del mar y se dirigía a tierra, lo seguí un par de pasos hasta que se perdió en la hierba; un poco alejado podía ver un grupo de chicos alrededor de una hoguera mientras bailaban y tomaban tragos; no me daba muy buena espina pasar por ahí pero mi hotel quedaba de ese lado, así que no tenía mejor opción que ir por allí.


Conforme me fui acercando, podía ver que habían tanto chicos como chicas, algunos estaba jugando a la pelota, otros tomaban cervezas y otros simplemente conversando entre ellos. Cuando los había pasado suspiré aliviada pero uno de los chicos me llamó.


-Hey, linda-dijo uno de ellos, era rubio, de ojos verdes, estaba lleno de tatuajes, llevaba el cabello atado en una media coleta y estaba todo mojado, quizás era el surfer que había visto en las olas-¿Estás sola? ¿No te gustaría acompañarnos?

-Ho-Hola-le respondí-No, estoy buscando a una amiga.


Mentirosa, pensé; pero si algo había aprendido bastante bien era a no hablar con extraños.


-Mándale un mensaje y dile que estas con nosotros, cuantos más mejor, ¿no, chicos?-el muchacho se dirigió a sus amigos, los cuales asintieron dándole la razón-No tengas miedo, no muerdo... A menos que tú así lo quieras.


Me tomó de la mano y llevó cerca de la fogata, me senté en un tronco y él se sentó a mi lado, no me soltaba la mano.


-Me llamo Dakota, pero todos me dicen Dake-se presentó mientras me alcanzaba una lata de Sprite cerrada, yo la tomé y le agradecí.


-Me llamo Annie-le respondí.


-Hoy pescaste una muy linda, ¿eh, Dake?-dijo uno de los muchachos, un chico moreno y con tatuajes como él, yo me sonrojé.


-Por supuesto, Kansas-rió Dake, se dirigió hacia mí-¿Eres de por aquí?


-No, vivo en el pueblo siguiente-le respondí mientras abría mi refresco y sorbía un poco.


-Yo tampoco soy de aquí, soy australiano-dijo mientras me acariciaba la mano y la volvía a tomar-Vine a ver a mi familia.


-Ya veo-dije yo, había encontrado a alguien aún más acosador que Ken.


-Demonios... Miren la hora, seguro que Clara nos está esperando-dijo una de las chicas-Deberíamos ir yendo.


-Ustedes adelántense, yo iré mas tarde con Annie-dijo Dake, los chicos se despidieron, apagaron la fogata, recogieron sus cosas y se fueron; me quedé a solas con él.


-¿Puedo preguntar quién es Clara?-pregunté.


-Es mi ex novia, esta noche da una fiesta y no tengo intenciones de ir-dijo Dake mientras se ponía de pie, yo lo seguí-Prefiero pasar un rato contigo.


-Pero si apenas me conoces-susurré, pero no me había escuchado.


Continuamos caminando por la playa hablando de nuestros gustos, nuestras familias, mientras la luna empezaba a iluminar, llegamos a un lugar donde había un montón de rocas y muchas palmeras y una pequeña choza que era usada por los salvavidas. Dake se detuvo allí y se sentó en una roca, me atrajo hacia él y me sentó en sus piernas.


Yo estaba un poco incómoda por la situación pero Dake me caía bien, él levantó mis brazos y los colocó en su cuello.


-¿Todas las chicas del instituto son tan lindas como tú?-preguntó, estaba tan nerviosa y ese había sido un chiste tan malo que no pude evitar reírme, Dake sonrió y me levantó por los aires-¡Que linda eres cuando ríes!


Me dejó en la arena y acerco su frente a la mía, su nariz acariciaba la mía, podía sentir su respiración sobre mis labios y su dulce aliento.


Lentamente se acercó y beso mis labios. Mi primer beso... Se notaba que Dake sabía del tema porque movía a la perfección sus labios con los míos, eran cálidos y suaves, sabían a mar y a Sprite; cuando su lengua tocó la mía me estremecí: llevaba un piercing en ella, era suave y diestra. Enrolló su lengua con la mía y sofocaba sus gemidos en mi boca, mordió mi labio inferior y yo gemí.


Sin dejar de besarme me levantó en andas y nos metimos en la choza, Dake cerró la puerta con un pie y me dejó en el suelo mientras él se acostaba encima mío. Su boca dejó la mía y se depositó en mi cuello, mordiéndolo y besándolo, mientras con la otra mano tomaba mi pareo y lo desataba. Yo no paraba de gemir, absorta en el placer que nunca había sentido.


Las manos de Dake me acariciaron la cintura y subieron hacia mi busto, ambas manos tomaron mis senos y los apretó con suavidad, yo gemí mientras sentía como mis pezones salían, empujando la tela de mi bikini. Dake me levantó el sostén y tomó uno de ellos con su boca, su lengua dibujaba círculos en él, mientras lo mordía con suavidad.


Pero entonces sentí el duro miembro de Dake en mi pierna y salí de mi burbuja de jabón, me separé de él y me acomodé el bikini.


-¿Annie?-preguntó sorprendido viéndome huir a toda prisa.


-¡Disculpa, debo irme!-dije y salí corriendo de la cabaña, salí de la playa y me encaminé hacia mi hotel.

Corazón de Melón (libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora