-¡Annie! ¡Alexy te busca!-exclamó mi papá desde la planta baja, aunque el primero en bajar fue Fuser, meneando su trasero de lado a lado mientras bajaba las escaleras a toda velocidad a saludar al recién llegado. Pese a que sabía que mi perro no le haría daño a mi amigo prefería que se mantenga alejado de él, pues una vez en el colegio escuché una conversación que, si bien no me molestó, me hizo tomar conciencia que no a todos les gustan los perros.
-Ay, mira esto... Mi pantalón nuevo lleno de pelos del perro de Annie-masculló Alexy mientras sacudía su jean celeste, Armin por su lado no le prestaba la más mínima atención, estaba muy enfrascado jugando con su PSP. Su gemelo lo miró con el ceño fruncido-Te estoy hablando.
-Ya te escuché, ¿qué quieres que te conteste?-masculló Armin sin dejar de jugar.
-Pues, ¡no sé! ¡Algo!
-Si no te gusta que Fuser te llene de pelos dile a Annie que lo saque al patio cuando vayas a su casa y ya está.
-No puedo hacer eso, es mi amiga y quiere mucho a su mascota-masculló Alexy.
-Pues entonces deja de quejarte y comprate un cepillo para la ropa-gruñó Armin.
Desde ese día, cada vez que Alexy iba a casa, sacabamos a Fuser al patio para que mi amigo pueda tener su ropa nueva e impecable, libre de pelitos. Alexy me saludó con un beso en la mejilla y lo invité a pasar.
-¿Quieres tomar algo, Al?-ofrecí mientras mi papá se iba al patio a jugar con el negro, pese a que mucho había renegado cuando el perro formó parte de la familia ahora jugaba con él todos los días y cuando creía que nadie lo veía le daba pan y alguna que otra golosina. Ni yo había sido tan malcriada de niña.
-No, gracias hermosa. Sólo estoy de paso. Tengo que ir a la tienda a comprarle algunas cosas a mi mamá y claro, como Armin está jugando-hizo una mala cara-El único que podía ir era yo. Quería invitarte a nuestra fiesta de cumpleaños, después de clases.
-¿El mismo martes vas a hacerla?-pregunté.
-Sí, no va a ser gran cosa. Solo mi familia y un par de amigos, lástima que Asagi no esté pero no se cumplen dieciocho años todos los días, ¿no?
-Es cierto, hay que celebrarlo como se merece-reconocí. Debía de pensar en un regalo para los gemelos.
-Eso claro, si tu papá te deja ir...-miró con miedo hacia el patio donde papá jugaba a las luchas con Fuser.
-Sí, seguro. No te preocupes por él, yo me encargo de convencerlo.
-Perfecto. Kentin ya está enterado.
-Sé que esto no se pregunta pero cumples dieciocho y tú me hiciste un regalo muy especial-levanté mi muñeca para demostrar que no me separaba de mi pulsera Pandora por nada del mundo-¿Quieres algo en especial?
Alexy dejó salir una risita.
-No, no te preocupes por ello. Lo que tú puedas. Te juro que me quedaría a conversar pero mi mamá debe estar esperándome. El martes después de las clases, 4PM. Despídeme de tu padre.
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Corazón de Melón (libro #1)
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