-Adam ¿Podrías hacerme un pequeño, favor?- Karen está frente a mi, batiendo sus pestañas esperando con ansia mi respuesta. Le sonrió a medias a mi compañera de trabajo, mientras sirvo una soda de limón en uno de los vasos desechables de la cafetería del hospital.
- ¿Dime..?- Digo inseguro y entonces la chica sonríe ampliamente.
—¿Podrías cubrirme el sábado que viene?— pregunta juntando las manos, suplicándome mientras sigue batiendo sus pestañas.
Lo pienso un minuto, un muy corto porque en realidad, necesito el dinero. Asiento entonces y ella aplaude emocionada, yo vuelvo a rodar los ojos.
—¡Gracias! ¡Gracias! — Y lo siguiente que obtengo son sus brazos estrujándome una y otra vez mientras da saltitos de alegría. —¡Mil gracias!
Sonrió a medias y me separó un poco de ella. Betty, mi jefa de cocina me llama de nuevo. El plato de la mesa trece está listo, frunzo el ceño por un momento cuando al salir de la cocina con la bandeja mis ojos se posan en una chica que conozco bien y que no esperaba encontrármela ahí.
—¿Lau?— Mi amiga levanta su mirada, por la manera en la que me observaba supe que había estado llorando. No era inusual para mí ver a mi amiga llorar (De hecho, si de algo puedo presumir es de conocerla mejor que nadie) pero si me sorprendió que se dejará ver así. Laura tenía una política muy estricta sobre verse vulnerable para los extraños y en ese preciso instante lucía a punto de romperse. — ¿Estás bien?— Pregunté sentando al frente de ella, Lau bajó su mirada a sus manos que estaban ocultas en la mesa y luego transformó sus labios en una fina línea, tan delgada que apenas quedaban rastros de ellos. — Hey.— La llamé buscando que me diera la mano por encima de la mesa.— Puedes contármelo.
Ella suelta un suspiro largo y me temo que está a punto de echarse a llorar. Verla en ese estado me tiene temblando, jamás la había visto tan asustada.
— Lau...
— Soy una mierda de amiga.– Dice afligida y se lleva una mano a la frente, ocultando su rostro. Frunzo el ceño y trago saliva tratando de pensar en por qué mi amiga piensa de esa manera. Entonces observó cómo una de sus lágrimas rueda silenciosa en su mejilla. — Una mierda, mierda, mierda...
— Lau— Digo tratando de pensar en palabras bonitas, aunque en estos momentos no tengo ni la mínima idea de alguna. Extiendo mi mano para borrar el llanto de su rostro pero ella aleja mi mano con la suya y respira profundo.
Me quedo callado, observándola reponerse lentamente. Es algo que admiro de ella, el hecho de que se pueda reparar solita pero en estos momentos, estando ella aquí... siento que se fractura algo dentro de ella, que algo hace tanto ruido dentro de ella que la está volviendo loca.
— Espérame— Le pido levantándome de la mesa. Ella me mira confundida, no entiende a dónde voy o porque le digo esto. Le sonrió un poco, tratando de calmarla.—, vuelvo en seguida.
Y la dejó rápidamente, dirigiéndome de nuevo a la cocina y voy directo a Betty explicándole que me tengo que retirar por una emergencia. Sus ojos se abren rápidamente y parece pensar que se trata de mi hermano así que no me pregunta mucho, y me deja ir.
No voy a decir que no me siento culpable de salirme con esa excusa pero, aunque no sea Olí, hay más personas en mi vida que aprecio mucho y una de ellas, es Laura.
Me pongo mi chaqueta negra y me dejó suelto el cabello. Entonces llegó con ella de nuevo y por su sorpresa al verme sin el uniforme, sé que ha entendido que me voy con ella.
—¿Nos vamos? — Le preguntó dándole mi mano. Ella parece muy arrepentida y baja la mirada.
— No tienes que hacer esto...
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Blue Royalty
Teen FictionLa gente no cree en los cuentos de hadas... y te voy a decir porqué.