6. El tamaño del corazón

727 106 29
                                    

Bueno en este preciso momento, mi vida bien podría ser una ridícula escena de telenovela.

Tres pares de ojos me miran con atención, dos de ellos con la curiosidad de un gato timado y la otra con malicia. Tragué saliva ruidosamente y apreté mis manos que habían comenzado a sudar de nerviosismo. Puedo ver el regocijo de este chico que esta delante de mí, me queda claro que le divierte haberme puesto en un aprieto.

-¿Se conocen?- Repitió Diego en la mesa, alternando su vista entre su amigo y yo.

Tras morderme los labios con cierto temblor. Deje salir un suspiro repleto de miedo.

- Algo así...

-¿Algo así?- Preguntó extrañado mi amigo, puedo sentir como mis mejillas se sonrojan y cómo la ansiedad de haberme metido en un problema retuerce mi estómago. Levantó la mirada de soslayo, puedo ver como el chico de la cafetería se aguanta la risa, supongo que esta debe ser su venganza por lo que sucedió en la puerta de mi casa- ¿Se conocen o no?

- Venga Diego- Lo interrumpió Lau desde su extremo de la mesa.- Deja a la chica, pareces un novio celoso.

- No es eso, es sólo que...

- La conocí por su mamá.- Dijo Adam interrumpiéndolos, por el tono de su voz parecía que se había aburrido de su propia broma. Lo miré con enojo, pues esto se ha mal entendido, Adam descansó su mano en su cadera mientras balanceaba con la otra la bandeja donde había traído las papas fritas de Diego. -Es enfermera- prosigue-, bajó a desayunar el otro día y dejó su carnet y sus llaves en la mesa, la llamé para decirle que yo las tenía y me pidió amablemente dejarlas en su casa si tenía tiempo. Como conozco a su mamá le dije que no había problema y fui a dejarle sus cosas, la que las recibió fue ella.

Bueno, definitivamente sonaba más sencillo que todo el drama que al parecer había estado creándose en la cabeza de Diego, lo supe porque pude notar la decepción en sus ojos, seguro que se estaba creando toda una historia menos sencilla y más divertida que esto, pero bueno ¿Qué esperaba? Esto es la vida real, las historias buenas las dejamos para los libros y las pelis de Hollywood.

- ¿Y por qué dices que tiene una lengua filosa?- Le preguntó Laura. Adam volvió a ensanchar la sonrisa, casi pude jurar que había visto esta escena antes, en Alicia y el país de las maravillas ¿Recuerdan a ese gato colorido que se encuentra con Alicia en el cruce de dos caminos y que al final desaparece tras una sonrisa enorme? Bueno, ese es Adam.

Sé que va a decirlo, puedo sentirlo en mi piel en el momento en que sus ojos se fijan en mi rostro, me lo estaba advirtiendo.

Carajo...

- Pues...

-¡Fue un mal entendido!- Salte a interrumpirlo antes de que este chico haga o diga algo que pueda hacerme ver como una villana. Adam sonrió con incredulidad y los chicos me miraron con extrañeza, no los juzgo, casi había gritado para interrumpirlo. - Todo fue un mal entendido.

-¿De qué hablas, chica?

- Yo, bueno, quiero decir- Era una patética.

Fin del comunicado.

¿Cómo demonios había pretendido defender mi metida de pata? Quiero decir, lo único que salía de mis labios eran estupideces, ni siquiera podía ingeniarme una excusa buena.

Adam se rió fuerte.

Lo odiaba, en serio, odiaba verlo reírse a mi costa.

-No entiendo ni...

- Resulta que la señorita no tiene filtro.- Dijo aún sonriendo de lado.

-¡Fue un mal entendido!- Repetí con pesar. Adam frunció el ceño.

Blue RoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora