Hablar de cuentos de hadas es divertido hasta que te toca jugar el papel del monstruo. Uno siempre alaba al héroe que salva a la princesa, el que mata al dragón, el que salva el día... pero uno nunca se pregunta sobre la historia del villano.
¿Qué es lo le sucedió para que terminará así? ¿Qué lo atormenta tanto?
Realmente uno siempre juega a dualidades en su vida, somos los protagonistas y los antagonistas en nuestra propia vida.
Sé que piensas de mí, te han contado la otra versión de la historia, la del príncipe malvado y egoísta que dejó hecho un desastre la página anterior... Y es verdad, he hecho muchos errores en mi vida pero esos errores me han hecho aprender muchas cosas también.
Quizá me conozcas mejor por los rumores que se esparcen sobre mi, todos esos susurros que me rodean la espalda.
¿Soy el héroe o el monstruo de mi historia?
Siempre la pregunta al aire a la que todos parecen tener respuesta, menos yo.
Me conocen mejor por ser "El príncipe de la escuela" y aunque a muchos les suena más a bendición, el título para mí resultar ser más algún tipo de maldición.
Las buenas apariencias son difíciles de construir en la arena y es mucho más fácil destruirlas de un suspiro.
La gente comenzó a llamarme " El príncipe" desde pequeño, las buenas notas y los premios, las palabras bonitas y la sonrisa perfecta me hicieron el perfecto mentiroso que se plantaba frente a un espejo. Una mentira que a la gente le gustaba creer.
Estoy tan cansado de ser la mentira favorita de los demás.
He sido la mentira de todo el mundo.
¿Lo peor? Sucedió el día que decidí dejar de mentirme a mismo.
No es muy difícil adivinar lo que iba a suceder aquel día de clases, mis manos sudaban y se entumecían a cada momento y cuando mis ojos notaron al muchacho de las playeras de superhéroes, mi corazón dejó de latir por un instante.
Caminé entre los pasillos dónde alumnos nuevos y antiguos, se emocionaban por el primer día de clases, dónde todos los ojos me miraban al pasar.
—¡Hey, Cris! ¿Cómo estuvo tu verano?
Y yo les respondía a todos con la sonrisa ensayada y perfeccionada con los años de práctica.
— Fantástico ¿A ti, cómo te fue?
Y puedo ver sus ojos brillando por haber captado mi atención. Mi sonrisa se ablanda un poco , pues siento nostalgia por una emoción que hace mucho no siento ni comparto.
Termino escuchando con vaga atención la plática de esos chicos que apenas conozco y mis ojos se vuelven a topar con un chico de anteojos, mi corazón vuelve a latir como un loco y hago algo no muy propio de mi, interrumpo la plática y me disculpó con ellos y sigo a mi perdición y a mi consuelo.
Lo encuentro doblando el pasillo a los patios traseros y rápidamente me muevo detrás de una pared detrás del gimnasio y es entonces que lo escucho llegar a mi lado y mi cuerpo se mueve solo.
Lo tomó del brazo y lo haló hacía mi.
Los ojos de Diego me miran enormes cómo nunca lo han hecho y entonces siento que mis labios tiemblan de la emoción.
— ¿Qué estás...
Pero mi cuerpo vuelve a temblar entero de tener algo que yo he escogido, así que lo hago sin prestar atención a los riesgos o al hecho de que estoy cometiendo traición, lo tomó del cuello y lo beso, lo hago como nunca he besado a nadie.
Mi cabeza se queda siempre en blanco cada vez que lo beso, cómo si todas mis preocupaciones se esfumarán de repente. Si fuera mejor con las letras seguro que estaría recitando poemas en su nombre, si fuera religioso seguro que lo estaría adorando por siempre, si fuera alguien mejor... lo dejaría ir.
Pero soy el monstruo de la historia ¿Cierto?
Diego es quién me aparta de su lado, su mano se presiona en mi pecho alejándolo de él y me mira con resentimiento y cierta tristeza que me hace sentir mal de inmediato.
—¿Qué crees que estás haciendo?— Me pregunta con la voz rota, cómo si tuviera ganas de llorar.
— Quería verte.— Le digo en cambio, casi hipnotizado. Me acercó un paso a él, mirando de nuevo sus labios.— Moría por verte...
— Estás demente...
— Lo sé.— Susurró, completamente dispuesto a volverle a robar un beso pero de nuevo, la mano de Diego nos interrumpe el camino.
— Detente, por favor.— Me dice bajando la voz, derrotado. — No es justo...
—¿Qué quieres decir?
Entonces sus ojos me miran directamente a los míos, una mezcla entre enojo y tristeza me apuñalan el pecho.
— Tienes novia.— Me dice enderezándose, subiendo sus anteojos. Mi vista cae al piso, por que por un momento la culpa me retuerce el corazón, es cierto... es totalmente cierto. — No es justo ni para ella ni para mi que estés jugando así con nosotros....
—¡No estoy jugando!— Gritó un poco desesperado. Lo hago, por que estoy cansado de fingir y por que siento que se está despidiendo de mí y Diego, desde que lo tengo a mi lado, desde que decidí quererlo... es la única cosa que no quiero decir adiós. – No lo hago...
—¿En serio?— Me dice con un dejé de sarcasmo. Mis ojos vuelven al chico frente a mi, parece igual de lastimado que yo, su semblante desolado me parte el corazón. — Demuéstramelo entonces... deja de jugar a ser "Ese chico perfecto" que todos dicen que eres y haz por una vez en tu vida, lo correcto.
Me dice y me deja ahí, solo.
Isa está delante de mi, la miró con tristeza por que estoy a punto de hacer algo terrible. Sé que que me convertiré en algo terrible.
Me mira interrogante pues la he apartado de los demás con cierta vergüenza en el rostro, sus ojos grandes me miran sobre sus anteojos grandes y pienso - egoístamente- que se ve muy tierna mirándome de esa forma.
En ese instante, en el que mi corazón parece a punto de fallar, entiendo algo que me llega de golpe, una realización tal que me deja sin aliento...
La quiero.
Quiero a Isa de una manera que nadie comprenderá, lo hago por que ha sido realmente la única persona que ha visto más en mi que cualquier otra. Es la única persona que realmente me ha querido por lo que soy, el Cristián sin máscaras, ese que no es el chico perfecto, ese que es humano...
Entonces entiendo que estoy a punto de dejar ir a la que, tal vez, ha sido mi mejor amiga en mucho tiempo.
El pensamiento, me hace soltar unas lágrimas que no puedo controlar y que ya no quiero controlar.
Me hubiera gustado haber hecho esto en un lugar más cómodo, sin tantos testigos pero Diego tiene que verlo, tiene qué saber que puedo hacerlo. Tiene que ver lo que estoy dispuesto hacer por él.
Después hablaré con ella, le explicaré por qué hago esto... sé que Isa lo entenderá, lo sé por qué la conozco mejor que nadie.
Así que lo hago, con el corazón en la mano, con la esperanza sobre el pecho...
Lo hago.
Me transformo en el villano, para ser mi propio héroe.
— Tenemos que terminar. — Le digo.
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Blue Royalty
Teen FictionLa gente no cree en los cuentos de hadas... y te voy a decir porqué.