Esta bien, no tengo por que correr.
Toda mi vida, he sentido que alguien viene detrás de mí.
El tiempo... la vida... la muerte.
Pero parece que al fin he alcanzado al tiempo, me he quedado exhausto, al punto de caerme, un precipicio que me mira al final de la carrera. Su vasta inmensidad son dos ojos negros que me miran con codicia y me quedo ahí, sin aliento pensando en si debo seguir corriendo o necesito detenerme.
¿Cuánto tiempo he corrido? Ni mis pulmones, ni mis pies lo recuerdan, a mis ojos el pasado es tan difuso como la misma bruma por la que he caminado este último tiempo. A mis recuerdos hay un niño que tuvo crecer rápido, que le prometió a papá que cuidaría de la familia, a mis recuerdos hay un niño que quiso ser adulto pero el saco le quedó muy grande, a mis recuerdos soy hermano y padre, soy hijo y sustento, a mis ojos el camino es tan largo que apenas si logro distinguirlo.
He corrido, bastante tiempo.
Debo dejar de correr.
Es, como si le crecieran alas. Una chica que no conozco y se transforma en algo que no entiendo y que al final, quiero entender.
Lo veo en sus ojos, brillan cuando sus dedos tocan las cuerdas de esa guitarra negra, al final de la presentación un chico que no conozco se levanta y le aplaude, Lau le sonríe avergonzada.
Alzó una ceja, curioso porque todo este tiempo que la he conocido jamás le he visto esa mirada. Laura baja del escenario pequeño de madera que esta en este parque al que nunca he venido, ella se acerca al chico que le aplaudió como si viera a su artista favorito y luego le da un abrazo a un señor que no necesito conocerlo para ver el parentesco y saber que se trata de su padre.
Cuántos secretos- pienso, pues hasta donde yo sé, Laura no tiene papá.
Entonces me levantó de mi asiento y ella alza la mirada y su sonrisa se apaga un instante y me mira asombrada de encontrarme ahí. Se disculpa con sus invitados y le deja la guitarra al chico que me mira con la misma curiosidad con la que yo lo he mirado antes.
- ¿Adam?- Dice extrañada, pero aún así me regala un sonrisa.- Pensé... pensé que no vendrías.
Pero yo no le devuelvo la sonrisa, no lo hago porque no vine a felicitarla, vine a hacer algo que debí hacer hace algún tiempo. Ella se da cuenta de mi humor y decide bajar los labios, en su rostro la preocupación aparece discretamente.
- Quiero hablar contigo.- Le digo señalando detrás de mi para que sepa que quiero hablar con ella a solas. Lau pestañea confundida pero mi semblante le da una pista de que es lo que quiero hablar con ella. Así que asiente.
Laura le hace señas a sus acompañantes y me sigue en silencio. Me siento en uno de los columpios del área pequeña de juegos que tiene el parque, ella toma el asiento contiguo al mío, miró esta escena algo nostálgico y divertido, lo hago por que la primera vez que hablé con ella también fue en unos columpios, un poco más viejos y un poco más triste... ¿Realmente hemos cambiado tanto?
- ¿Estás enojado conmigo?- Me pregunta, sonrió con cierto sarcasmo. Ahí esta Laura, la que no tiene pelos en la lengua, la que nunca se va con rodeos al hablar.
- Así es,- Digo columpiándome levemente, ella asiente en silencio.
- Me lo imaginé...
- ¿Sí?- Ella vuelve a asentir, me dice que lo sospechó desde que me dio la invitación a este pequeño recital de su clase de música y a penas le contesté. - ¿Puedes adivinar el porqué?
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Blue Royalty
Novela JuvenilLa gente no cree en los cuentos de hadas... y te voy a decir porqué.