25. De la noche del llanto

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-Son ciento veinticinco, por favor- Delante de mi, una chica pelirroja vestida de jeans y camisa rosa, me sonríe ampliamente en el momento en el que le entrego su comida frente a su puerta. Fanny Márquez es una ex compañera de instituto y por lo que sé, ahora estudiante de derecho en la universidad del estado, nunca me cayó bien, Fanny era de esas chicas que les gustaba hablar a las espaldas de los demás.

Fanny extiende un billete de doscientos y lo meto en mi riñonera mientras buscó su cambio, ella extiende una mano para detenerme, la miró interrogante.

- Así esta bien, Adam- Dice juguetonamente.- quédate el cambio.

Y me guiña el ojo, en otras circunstancias me hubiese puesto colorado o quizá le hubiera sonreído siguiéndole el juego, por que vamos, soy hombre y claro que me agrada que las chicas me sonrían pero como dije... Fanny no es mi tipo.

Así que le sonrió a boca cerrada y asiento agradecido mientras doy un paso a las escaleras para alejarme del pórtico de la chica, la escuchó bajar detrás de mi, pero es solo hasta que ella me llama por mi nombre que volteó.

-¡Oye Adam!- Me grita desde su puerta, me detengo un momento para mirarla, ella continua sonriéndome. - Voy a hacer una fiesta de cumpleaños este viernes, en el Moonlight... ¡Ojalá pudieses venir! Sería bueno recordar viejos tiempo ¿No crees?

Le sonrió de lado y suelto un poco de aire con gracia por que en realidad, no sé de qué "Viejos tiempos" habla, por qué ella y yo jamás nos llevamos muy bien, pero aún así para no alargar esta conversación asiento y terminó por alejarme a la motocicleta de las entregas para ir a casa.

Antes de subir y ponerme el casco, mi celular vibra en mi bolsillo.

Tengo una nueva entrega, pero el nombre del cliente y el domicilio a llevar, hace que sonría ampliamente.




















Después de subir una eternidad de escaleras, por fin tocó la puerta del apartamento y mi boca no deja sonreír cuando mis ojos se topan con una chica de lentes que se sonroja al verme.

- Me parece que alguien ordeno... ¿Una hamburguesa de queso y una soda? -Isa se sonroja hasta las orejas pero aún así me sonríe de lado mientras extiende su mano para tomar su pedido pero yo soy más rápido que ella y la levantó por su cabeza, ella me ve sospechosa y mi respuesta es sonreírle de lado. - ¿Y mi pago?- Le digo moviendo mis cejas arriba a bajo, ella se cruza de brazos un momento y saca del bolsillo trasero de su pantalón un billete para pagármelo, yo lo tomó conservando la sonrisa y justo cuando estoy a punto de darle su pedido, vuelvo a alejarla de ella.

- ¡Adam!- Me rio cómo un idiota, por que realmente me siento un estúpido cuando la miro, vuelvo a ladear mi sonrisa y tentando a mi suerte le digo. -¿Y mi propina?

- La propina no es obligatoria...

- No me voy a ir de aquí sin mi propina.-  Le digo acercándome a ella, sus  mejillas son dos volcanes a punto de estallar y por un momento veo que está tan avergonzada que esta a punto de llorar, al momento me siento una mierda así que decido dejar de torturarla y le extiendo su comida para que la tome, pero una vez más Isabel me sorprende y hace que la cabeza me de vueltas cuando sus labios se estampan sobre los míos, abro los ojos totalmente sorprendido por ella pero sólo dura un minuto pues cierro los ojos y tras una sonrisa, le devuelvo el beso.





























Salgo del edificio de Isa con el ánimo hasta el cielo, la noche parece más brillante bajó las luces de los autos y de los departamentos y en mi rostro, esta pintada la sonrisa más grande y más boba que he tenido en un buen tiempo, me muerdo los labios mientras me dirijo a la moto, aún puedo sentir los labios de Isa sobre los míos... pensar en eso hace que mi corazón vaya más rápido y sea ruidoso, pero trato de no pensar mucho en Isa sobre mi por que al fin y al cabo soy un chico y las hormonas hacen de las suyas. Por un momento me pregunto cómo le voy a hacer para dejar de sonreír como idiota antes de llegar a casa por que no quiero de Oli vuelva a decirme que soy un tonto y pienso en eso mientras subo en la motocicleta y enciendo el motor cuando me pongo el casco y miró por el espejo retrovisor.

Blue RoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora