Capítulo uno

7.3K 512 341
                                    

— Quítate —chille entre dormido—. Emilio, quita tus pies de encima mío —volví a hablar.

Las mañanas de noviembre eran frías y más el sentir los pies helados de Emilio encima de los míos.

— Cállate —dijo después de unos segundos, pero aún así sin quitar sus pies.

— Estás helado, y siento frío —chille más despierto.

El rizado quito sus pies y me atrajo hacia su cuerpo para abrazarme por la espalda.

— ¿Mejor? —Pregunto.

— Si —asentí—. Hoy no entraras a la cama sin calcetines.

— Como digas —dijo con burla. El sabía que entraría a la cama con o sin calcetines.

— Sabes que me encanta estar así contigo —dije cuando el rizado me acerco más a él en un abrazo más fuerte—. Pero tenemos que levantarnos, hoy es jueves y los jueves...

— Grabamos vídeo nuevo —me interrumpió.

Solté una risita y asentí, bese la punta de su nariz y acaricié su gruesa melena.

Ambos nos levantamos de la cama, Emilio fue el primero en meterse a duchar, mientras yo tendía la cama y buscaba que usar en el vídeo de hoy.

Extendí entre la cama las dos playeras de distintos colores, era muy difícil saber que usar y en qué combinar mis outfits.

— El amarillo —escuche opinar al rizado atrás de mi. Volteó a mirarlo y me sonríe recargado en el marco de la puerta del baño—. Ya sabes —se encogió de hombros—, el que de amarillo se viste en su belleza confía.

Le sonreí de vuelta y asentí. Tomé la playera color amarillo y caminé hacia él.

— Iré a preparar el desayuno en lo que te duchas —poso sus dedos en mi cintura y giño su ojo derecho.

Asentí, quito sus manos de mi cintura y lo vi caminar hacia la puerta.

| shh...|

— ¿Aquí estoy bien? —Pregunte.

— Estás perfecto como siempre —dijo el rizado detrás de la cámara.

Agaché la mirada avergonzado y ruborizado. Los cumplidos de Emilio hacia mi siempre provocaban eso, apesar de que trataba de que eso no pasará, pasaba.

— Dejen de ser tan cursis —pronuncio mi hermana fingiendo asco.

La mire con enojo y sonrió.

— Renata, Joaco y yo no tenemos la culpa de que no tengas con quién ser cursi —le dijo el rizado, sentándose aún lado mío y besándome en los labios.

— Vale, eso fue duro pero cierto.

Un golpeteo.
Dos, golpeteo.
Tres, golpeteo.

— ¡Wuola! —Gritamos al mismo tiempo.

— Yo soy Mailo.

— Y yo soy Joaco —dije.

— Y bienvenidos a un nuevo vídeo —hablamos al mismo tiempo.

Nos miramos por un segundo y luego giramos nuestras cabezas al mismo tiempo hacia la cámara.

— Hoy tendremos un vídeo diferente —empezo el rizado.

YouTube | EMILIACO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora