—Niurka, ¿que piensas de todos estos rumores hacia tu hijo Emilio, de que es gay?
—¿Y que mantiene una relación sentimental con su amigo? —agregó.
La mujer al ser cuestionada sobre ello cambió su semblante a uno de seriedad.
—Si mi hijo es heterosexual, gay, bisexual o lo que sea, a ti —señaló a los reporteros—, a mi —se señaló—, y a todos, les debe de valer madres.
Los presentes asintieron.
—Porque a mi no me importa si tú eres heterosexual, gay —se dirigió a uno de los reporteros que la acompañaban—, me vale madres.
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—¿El ya no vive contigo? —la mujer asintió—, ¿Lo extrañas?
—No duerme en mi casa —mencionó—, pero casi que se la pasa en ella. Todos los días los tengo en mi sala...desde que se conocen los tengo viviendo en mi sala.
Los reporteros y ella se rieron.
—¿Cómo reaccionaste cuando te dijo que se quería ir a vivir solo?
—Es que ni me preguntó —aclaró—, yo estaba trabajando en una obra para mi queridísimo Santiago y cuando llego me encuentro a Emilio haciendo maletas y yo pensé que iba a irse de viaje con sus amigos.
—¿Que hiciste?
—Nada —respondió—, me fui a mi habitación y cuando despierto...¡ya no estaba! —gritó.
—¿No lo jalaste de las orejas y lo regresaste a tu casa?
La mujer negó de inmediato.
—Es que, te voy a contar —lo miró—, la mamá de Joaquín, Elizabeth —dijo—, y yo nos sentamos con nuestros hijos y los regañamos como debe de ser.
—¿Enserio?
—Si —respondió—. Mano dura.
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—Mamá, ¿que dijiste?
—Nada —respondió—, tú me hablaste.
—Joaco y yo acabamos de ver la entrevista que diste para...
—Ah —interrumpió al recordar—, si. Fue de hace dos semanas.
—Ma —reclamó el rizado.
—No dije nada malo —defendió—. Solo dije lo que se merecen, que nadie tiene porque hablar de ti ni de nadie.
—Cuando te preguntes sobre eso tú sólo cambia de tema —recordó—, Joaco y yo ya te habíamos dicho que...
—Que no debo dar declaraciones que se pueden mal interpretar —mencionó las palabras de los menores—, lo tengo.
