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—Wuola —saludó Joaquín con una sonrisa.
Giro el enfoque de la cámara para tomar al rubio que lo acompañaba quien permanecía sentado en su sofá con una bolsa de uvas.
—Yo soy Diego —saludo antes de meterse una uva a la boca.
—Y yo soy Joaco —sonrió después de regresar el enfoque hacia él.
Joaquín estaba aprovechando el momento en el que su rizado novio había salido a casa de su madre pues su hermana lo había llamado de urgencia.
—Mai está con Romi haciendo cosas de hermanos —contó el castaño—, así que estoy aprovechando para grabarles esto.
Joaquín caminaba por todo el departamento mientras su amigo se mantenía en la sala comiéndose sus uvas.
—Okay —Joaquín suspiró frente a la cámara—. Mañana es 25 de noviembre y son las...
Joaquín encendió su teléfono y lo mostró a la cámara—: diez de la mañana. Emilio llegará como a las dos, así que tenemos que hacer esto rápido.
Apagó su teléfono y lo dejó en su bolsillo trasero de sus skinny jeans.
—Estoy por salir a comprar las últimas compras para el cumple de Mailo, pero antes tengo que contarles el plan.
—Estamos —interrumpió el rubio desde el sofá.
Joaquín giró los ojos y asintió—: estamos. Diego está aquí porque como sabrán, no manejo en la Ciudad de México y Diego será mi chofer el día de hoy.
Joaquín se sentó alado del rubio y comenzó a explicar lo que planeaba hacer:
—La cosa esta así —el castaño trago saliva—. Mai no quiere una fiesta, pero no puedo no hacer una fiesta; esta por cumplir veintidós años y sería una burla no hacerle una, así que...
—¡Haremos una súper peda! —Gritó el rubio.
Joaquín se rio y negó—: haremos una mini peda. Solo vendrán amigos muy cercanos a nosotros y a Emi por supuesto.
—Que aburridos son —se burló el rubio—. Hechos el uno para el otro.
—El pedo aquí —Joaquín negó al recordar que no podía decir eso—. En la mañana del veinticinco iremos a casa de mamaniu y desayunaremos como siempre lo hacemos en el cumpleaños de Emi.
Joaquín chasqueó la lengua al recordar.
—Es el cumpleaños de mamaniu también —informó—. ¿No es cool? Mai cumple años el mismo día que su mamá.
—Verga, ¿neta? —Preguntó el rubio sorprendido, el castaño asintió mirándolo —. Que chingon.
Diego levantó su mano esperando chocarla con el castaño, Joaquín negó y no lo hizo.
