Capítulo doce

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Emilio intentaba acomodar su rizada cabellera.

—No se porque haremos un live —habló el rizado desde el baño sin dejar de verse en el espejo.

—Se supone que cuando alguien habla de ti en la plataforma le respondes, eso hizo Niko cuando dijeron que engañaba a Elaine —menciono el castaño encogiéndose de hombros aún sabiendo que el rizado no lo veía.

Emilio bufó en silencio.

—Eso fue porque supongo que no era cierto —habló después de un rato saliendo del baño con su cabello peor que antes de entrar.

—Y lo nuestro tampoco es cierto —dijo el castaño—, no queremos colgarnos de la comunidad. Somos parte de ella.

—¿Y qué piensas decir? —Pregunto—, que no somos novios pero que queremos aparentarlo porque...

Emilio se detuvo cuando observó la cara de enojo de su novio observándolo con molestía, el castaño se había cruzado de brazos para verlo cara a cara.

—Ya se a donde quieres llegar con esto —jalo aire y lo expulsó—, Emilio.

El rizado no dijo nada.

—Y no va a pasar —le informó—. No voy a confirmar lo nuestro en un live de Instagram.

—Entonces, no se que quieres que diga en el —dijo evadiendo los ojos cafés.

Joaquín se acercó a su rizado y lo obligó a mirarlo—: te prometo que ese día que tanto anhelamos llegará pronto.

Emilio asintió forzadamente, comenzaba a darse cuenta que las promesas del menor jamás las iba a cumplir.

Joaquín beso castamente los labios secos de Emilio y le sonrió cuando lo vio intentando que el mayor sonriera pero solo logró ver una sonrisa forzada de su parte.

—Te amo —le dijo el castaño.

—Deberíamos empezar ya con el live, son casi las doce —dijo evadiendo.

Joaquín lo vio caminar lejos de él y sentarse en la orilla de la cama, directo al celular que los grabaría en vivo, fingió que no le había dolido su acción y se sentó aún lado de el.

El live había comenzado con un Emilio sin facciones, se mantuvo en silencio los primeros minutos del en vivo, donde el menor hablaba sobre si lo escuchaban bien o no y que esperaba que más personas se unieran.

—Comenten un corazón morado si nos vemos y escuchamos bien —dijo el castaño mirando como los corazones morados comenzaban a llenar los comentarios.

Joaquín miró por un instante a Emilio e intento acariciar su rodilla por debajo de la cámara, pero Emilio se movió incómodo evadiendo la blanca mano.

Joaquín sonrió forzadamente intentando que no le afectará lo sucedido, pero no era buen actor, pues sus seguidores lo comentarían cuando el en vivo terminará.

—Creo que ya nos ven —interrumpió secamente al castaño que insistía con los corazones morados.

Emilio tenía ganas de vomitar y quería mantenerse lejos de una cámara.

—Bueno, se que están en este live por una razón y no de vernos —comenzó el castaño—. No, no queremos mentirles ni mucho menos jugar con ustedes. Son una parte muy importante para nosotros y siempre vamos a verlos como nuestros hijos.

Emilio rió amargamente, mantuvo su mirada en la nada, jamás vio hacia la pantalla en todo lo que duraría ese live.

—No quisimos hacer un vídeo y darle la atención que quiere a esa persona que no vale la pena mencionar. Ambos —señalo al rizado y a él—, sabemos con quién colaborar y no lo decidimos por subscriptores.

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