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Mina;

Llegamos a un restaurante. Era muy lindo, como para ser sencilo. Nos sentamos en un mesa para dos, pedimos algo de comer, platicaba de muchas cosas divertidas, aveces Chaeyoung eruptaba y la regañaba.

-Amor -me quejé al escuchar a Chaeyoung eruptar de nuevo.

-Lo siento bebé, pero tengo que eruptar -dijo riendo.

-Lo se, pero que no lo escuché los demás -dije sonriendo.

-De acuerdo, lo siento.

-No pasa nada, solo no eruptes delante de las demás personas -asintio.

Estuvimos hablando de cosas aletorias, reía a cada rato por lo que Chaeyoung decía.

-¿Ya estás llena? -pregunto al verme como me tallaba la panza con las manos.

-Si, no puedo comer más -respondí.

-Si estuviera Momori ya se lo hubiese comido antes de que dijéramos algo -reímos.

-Deberiamos de irnos, es tarde -dijo viendo la hora en su reloj de pulso.

-Si, vamos -dije.

Chaeyoung saco treinta dólares de su cartera y los puso en la mesa, salimos del restaurante para irnos caminando a la casa, no estaba tan retirado.

En eso sentí una pequeña gota caer en mi rostro.

-Creo que lloverá -hable mirando a Chaeng.

-Yo también lo creo -En ese momento comenzó a llover, que tal vez duraría mucho por mucho tiempo.

-Ten -hablo quitandose sus tenis extendiendolos hacía mi.

-Chaeng, no, puedes pescar un resfriado -hable preocupada.

-No importa Minari, no quiero que enfermes tu -sonrio, me puso los tenis.

-Ah, se me olvidaba -se movió rápido quitandose su chaqueta que traía poniéndola en mis hombros.

-Perfecto, no enfermeras -sonrío tan dulce.

-Estas consciente que tus tenis son muy grandes, al igual que tú chaqueta -reí.

-Lo se, te ves tierna, pero no quiero que enfermes -dijo.

-Yo tampoco quiero que enfermes -hable con cara de preocupación.

-Me importas más tu -hablo.

-Deberiamos pedir un taxi, parece que no va a terminar la lluvia.

-Claro, espera.

Saco su teléfono y marco a un número, un rato después llegó el taxi deteniéndose delante de nosotras. Chaeyoung me cargó subiéndome al taxi, aún seguía lloviendo.

-Te pasaré a dejar a casa -hablo.

Una vez que llegamos, me llevo hasta la puerta de la casa, me bajo, y me miró con una sonrisa.

-¿Ocurre algo? -pregunte.

-Nada -sonreí -nos vemos.

Camino pero segundos después volteo.

-Puedes quedarte con la sudadera y los tenis.

Se volteo entrando al mismo taxi que la esperaba.









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Estoy mamadisima hija de tu puta madre

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Estoy mamadisima hija de tu puta madre.

Compromiso [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora