GRENADE

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Un dolor insoportable en la cabeza, unas irritables voces que amenazan con romperme el cráneo, al parecer ellas disfrutan de mi sufrimiento, las oigo cantando y danzando en un increíble festín mientras que yo me siento cada vez peor...

Golpes en la cabeza, en el cuerpo, en el alma. Todo por un estúpido motivo: Fabricio. El ser más perverso y sádico que he conocido, el único que puede cambiar de opinión en menos de un minuto, el único hijo de la chingada que sabe como jugar con los sentimientos de los demás. Pero eso no se puede quedar así, si alguien le tiene que romper la madre esa seré yo.

Con ese pensamiento en la mente decidí ir a su casa; con la enferma idea de confesarle que en todo ese tiempo yo igual lo engañaba con alguien más.

(.......)

-Fabricio, nene, te estoy engañando, antes de que aceptara ser tu novia yo ya estaba en una relación.-

Pude notar en su mirada algo de confusión y sobre todo sorpresa. Pero claro!! Era de esperarse esa reacción, ya que no lo tenia en mente que YO le diera tremenda confesión y mucho menos en la cara.

Creí que le iba a dar un arranque de ira en ese preciso momento pero no fue así, busco con el tacto una silla porque en ningún momento aparto los ojos de los mios. Se sentó y supongo que por impulso se toco la frente,que le empezaba a sudar,  supuse que era por los nervios, fue en el único segundo que me quitó los ojos de encima.

-porqué preciosa?-

Jamas me habría esperado aquella pregunta y menos de la manera en como lo pronunció. Con toda la serenidad posible, como si estuviera controlándose.

Con algo de temor baje la mirada e inconscientemente jugaba con mis dedos y con mis manos. Creo que habérmelas roto en ese momento no hubiera servido de nada ya que a él no le hubiera importado. Sin una respuesta coherente, sólo alcanzando a pronunciar:

-lo siento Fabri-

Nos mirábamos de una manera casi compulsiva, él me miraba  con lástima y comprensión, tanto que me produjo unas fuertes ganas de tirarme a llorar como una pequeña nena.

Pensaba marcharme pero Fabricio me estiro los brazos como invitándome a acercarme a él. Yo lo hice representado mis disculpas, él sin dejar de mirarme con esos ojos negros que pueden hinoptizar a cualquiera hizó que corrompiera a mis voces desafiándolas una vez más. Me tomo de la cintura y apoyo su frente en mi vientre, sus lágrimas cálidas caían sonoramente mojando mi blusa blanca. No tenia el valor para pronunciar ninguna palabra, ni siquiera las fuerzas para poder tocarlo o acariciar su cabello.

Apartó su frente de mí y jalándome tiernamente a él me guió lo suficiente para que pueda sentarme en sus piernas. Las lágrimas cayeron de mis ojos encharcando mis mejillas rojas, él me tomo el rostro entre sus manos y sin que yo lo viera venir me beso. Me beso de la manera más tierna y romántica que pudiera existir. En verdad sentí que me quería, que yo era para él. Nos fundíamos en un cálido beso cuando de repente llegaron sus padres, me dio tanta vergüenza que nos vieran en ese momento tan romántico que me separe de él casi por un impulso. Salude a sus padres que seguro se preguntaban porqué ambos llorábamos y con el mismo saludo me despedí de ellos. No pude acercarme a Fabricio, de todas maneras algo me decía que no iba a ser la ultima vez que nos viéramos ni la última en que nos besaremos.

Me fui dejándolo con la vista abajo.

La cabeza terminara explotando si no te decides qué harás por fin. Nosotras no soportaremos tu sufrimiento. Nosotras somos partidarias del sufrimiento ajeno.

APOCALIPSIS Libro #2: "TODO EN BOCA DE LUNA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora