Confesiones #41

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A veces me asaltan preguntas muy estúpidas y... aunque no tienen mucho sentido, puedo pasarme horas dándole vueltas a cosas que sé que no tienen mucha lógica. Qué sería de mi vida si yo y mis padres nunca nos hubiéramos mudado cuando los mellizos nacieron y tú y yo nunca nos hubiéramos conocido. ¿Hubiera encontrado a alguien más? ¿Nos hubiéramos encontrado en un futuro de algún otro modo y en alguna otra circunstancia y hubiéramos terminado igualmente casados y con hijos como si estuviéramos destinados a ser?

No lo sé. Creo en el destino porque sé lo difícil que es encontrar a alguien que pueda entenderte, alguien a quien puedas entender. Alguien con quien encajar. Creo en el destino porque las personas son todas muy distintas y encontrar a tu persona ideal suena demasiado idílico como para que sea solo la suma de casualidades y nada más.

Me gusta pensar que todas las cosas que han sucedido en mi vida han sucedido del modo en que lo han hecho porque así es como tenía que acabar siendo todo. Incluso las cosas malas. incluso los malos entendidos, los obstáculos y todas esas cosas que durante todos estos años nos han ido frenando y hecho replantearnos las cosas.

Aquello que se valora y que importa es aquello que cuestan trabajo, por eso lo nuestro tenía que ser lo más difícil a lo que me he enfrentado nunca. Pero estamos juntos en esto, ¿no? Para ayudarnos a comprendernos, para ayudarnos a acercarnos. Para amarnos como personas completas que somos, con las cosas en las que nos parecemos, las cosas en que somos opuestos y con las cosas en las que fuimos incompatibles y por las que tuvimos que buscar puntos medios, por las que tuvimos que ceder tanto el uno como el otro para hacer la convivencia algo soportable.

Todos los hábitos y costumbres que he perdido por el camino... nunca he pensado que fuera tedioso. No sé si será lo mismo para ti pero, en mi caso, tú me has hecho mejor persona. Más valiente, más maduro, menos frágil, más paciente, menos egoísta y más amable. Posiblemente muchas más cosas que no recuerdo pero que antes era y que nunca me había dado cuenta de que estaban mal o que se podían mejorar hasta que llegaste.

Posiblemente tú me ayudaste a no convertirme en un niñato insolente... A menudo pienso en eso.

Me estaba empezando a salir de control cuando empezamos a salir, ¿no es verdad? Tú sabes que yo estaba muy resentido con el mundo por lo mal que nos habían tratado. Yo quería ser un hombre completamente opuesto, quería ser una persona completamente distinta. Odiaba que me vieran como a una princesita débil y tonta.

Hemos tenido que tener una hija preciosa para que yo dejara de tenerle asco a la palabra princesa por la de veces que me habían llamado así burlándose de mí. Y esa ira, la ira que acumulé durante toda la adolescencia, sé que hubiera terminado saliendo por cualquier lado.

No quiero imaginarme qué hubiera pasado si tú no me hubieras sacado de ese camino que estaba llevando y que me iba a hacer acabar mal. Al final, por suerte para mí el modo en que yo era y todas esas cosas que yo deseaba cambiar para agradar a los demás eran precisamente las cosas que te habían enamorado de mí. Ser tan llorón, ser tan sensible, ser tan hablador. Mi forma de vestir, mi forma de hablar, mis gestos, mi forma de demostrar cariño, mis gustos... Me ayudaste a quererme tal y como era solo permaneciendo allí y queriéndome del modo en que me querías porque yo era como era. Cómo intentaste alejarte cuando empecé a cambiar pero terminaste volviendo porque necesitabas decirme qué estaba mal, qué había hecho mal para que tu actitud cambiara conmigo.

Tú habías dejado de reconocer a la persona a la que amabas cuando me veías y yo de pronto me di cuenta que esa persona que estaba pretendiendo ser no solo no era yo, que era todo lo que yo había odiado siempre.

Desde entonces he tenido curiosidad de saber si fue Ki Hyun el que te hizo volver para darme una explicación. Tú en ese entonces eras demasiado tímido y retraído como para enfrentarte a nadie de modo que, en parte, tengo que admitir que me extrañó. ¿Quizá te importaba demasiado como para dejarme marchar porque sí? ¿Fue eso? No lo sé.

En cualquier caso, es algo que nunca te podré agradecer suficiente.

Aunque... Espera.

Maldita sea, necesito frenar un poco.

Yo no empecé a escribir esta... ¿carta? ¿Puedo llamarla carta ya con lo larga que es? con la intención de terminar hablando de todo esto.

¿Sabes que la mitad de las veces que empiezo a escribirte notitas me voy por las ramas y termino hablando de cosas que no tenían nada que ver? Bueno, ya me conoces así que supongo que lo intuyes un poco pero, sino, ya te lo digo yo: me pasa. Mucho.

Ciertamente, yo solo quería decirte que no me imaginaba mi vida sin ti, aunque agradecería que si te acabas los cereales de tu hija y también los míos al menos los apuntaras en la lista de la compra (hasta Ji Yeon sabe hacerlo. Me hace dibujos porque no sabe escribir todavía pero se la entiende). Pero, en fin, supongo que es una buena excusa para desayunar tortitas caseras, que hace milenios que no hago.

Tienes suerte de que me haya acordado de nuestro catastrófico aunque adorable e inolvidable inicio de relación, porque iba a hacer solo desayuno para mí y para ella y dejarte a ti sin pero, en fin, me voy a portar bien porque tú, cuando toca, eres un buen chico también.

Te amo.

Y ve a comprar hoy. Quiero la nevera y la despensa llenas cuando vuelva de trabajar.

 Quiero la nevera y la despensa llenas cuando vuelva de trabajar

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Addictive like caffeine » Showho. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora