En ocasiones eran Post-its, en otras cartas. A veces simplemente pedazos de papel.
Ho Seok escribía notas que le dejaba debajo de la almohada y que Hyun Woo coleccionaba.
Somos unos seres insignificantes y frágiles cuya existencia sin ayuda no solo es vacía, sino que además es peligrosa. Pero hemos aprendido a llenar esas carencias físicas que nos impiden sobrevivir al frío y al hambre por nosotros mismos, con emociones que nos unen, que nos hacen parcialmente dependientes unos de los otros, que nos vinculan los unos a los otros con fuertes lazos que hacen que no seamos un puñado de seres distribuidos por el mundo, sino que podamos crear familias, cuidarnos cuando estamos indefensos, cuando somos indefensos.
¿Qué otra especie puede decir que sus bebés no pueden sobrevivir ellos solos durante años y años? Posiblemente ninguna. Pero tenemos niños y de repente vamos contra natura supeditando nuestra existencia a la suya y anteponiendo sus necesidades y su supervivencia a la nuestra. Buscaríamos la propia autodestrucción de forma consciente si eso les fuera a salvar. Su felicidad es la nuestra, sus avances y su crecimiento es todo lo que tenemos, todo lo que queremos.
Tú sabes, Hyun Woo, que siempre he sido un pobre sensible que llora por todo. Que he sido hasta bobo en mi modo de emocionarme hasta por las más pequeñas cosas y por hacer de todo algo mil veces más grande de lo que es, pero hoy ha sucedido algo extraordinario.
¿Has visto alguna vez a un puñado de hombres adultos cuya apariencia resulta intimidante a primera vista, llorando en corrillo alrededor de un teléfono mientras miran algo que no es algún deporte? Yo no. He visto muchas cosas a lo largo de mi vida, pero jamás me había visto envuelto en algo tan inusual.
Pero hacernos padres nos ablanda. Incluso a los que ya éramos blandos de antes. Y al parecer nos ablanda incluso con cosas que no tienen nada que ver con nuestros preciosos retoños.
¿Quieres que te explique qué ha pasado cuando me has pasado ese vídeo hoy? Que, cuando ha llegado el descanso y he podido verlo, el mundo se ha parado.
Y no solo para mí.
Nuestra pequeña Yeon Jung dando sus primeros pasitos ha convertido la sala de descanso en un mar de lágrimas. Y ahora las enfermeras más jóvenes piensan que somos unos pobres tontos adorables.
Ay, ya tendrán hijos, ya los tendrán...
Es increíble cómo incluso vivir estas cosas por segunda vez sigue teniendo el mismo significado que la primera vez.
Nuestra osezna era tan pequeñita cuando llegó a casa y se ha hecho tan grande y tan fuerte durante estos meses... Me llena el corazón de un modo que no sé explicar. Que debería poder explicar porque ya no soy padre primerizo, pero no puedo. Es algo para lo que no existen palabras.
Me siento la persona más afortunada del mundo por teneros, no sé qué sería de mi existencia sin vosotros tres.
Gracias por estar a mi lado, por ayudarme a compartir con mis hijas esas cosas que me pierdo por estar trabajando.
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