VII

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—¿Aló?— contestó la llamada el castaño.—¿Enserio?

Mi cabeza dolía como el infierno en ese momento, mi cuerpo está débil, no me podía mover por el dolor, supuse que se debía a limpiar las miserias de mi hermano, al menos ya volvió a ser el mismo hijo de puta. Así se le ama.

— Gee.— me llamó por mi apodo, con dificultad levanté mi cuello para verlo.— Lindsey está invitados a una cena en su casa.

— Bien ¿A qué hora?

— A las diez, dice que es para un asunto importante y que no puede decirme nada.

Sabía a que se refería con eso. Supuse que sería una sorpresa para él.— Si quieres puedo llevarte a su casa... Si quieres.

— ¡Claro! — me sonroje al notar lo emocionado que sone.— Claro, estaré esperándote antes de las diez.

Después de una hora salimos del trabajo, tomé un taxi por el dolor del cuerpo pero al menos estaba tranquilo al saber que no iba a comer maruchan esta noche, la sopa del cáncer.

Llegué a mi hogar, pensé en darme un baño de una hora, me quedaban algo de dos horas así que tenía el tiempo suficiente.

Preparé la bañera y poco a poco mis prendas desaparecieron. Pero me percaté que no tenía jabón ni papel,no quería volver hacer mis necesidades y no tener nada que limpiarme.

Me puse la misma ropa y salí al supermercado más cercano.

Agarré el jabón que tenía aroma a fresa, era mi favorito junto al de vainilla, una vez lo mordí por curiosidad y sabía como la mierda. Estaba por llegar al pasillo de los papeles cuando me encontré con mi ahora vecina.

— ¡Gerard!— saludó con una enorme sonrisa, llevaba una canasta con varios productos.

— Jam ¿Qué haces aquí?

— Robando.

— ¿Qué? —la miré confundido.

— ¿Qué más haría en un supermercado?— rió, solo yo digo esas cosas tan estúpidas.— Me faltaban algunas cosas y aproveche que salí temprano de mi trabajo para comprar.

Sin darme cuenta estaba en la sección de los papeles, ella agarró uno y yo hice lo mismo. Estábamos cerca a la caja cuando note una figura conocida.

— ¿Gerard, él no es Mikey? — preguntó la pelinegra.— Oh Dios ¡Sí es!

— ¿Mikey, qué haces? — pregunté al ver que le tomaba unas fotos al cajero. Este es un loco de mierda.

— Gee, nada solo tomando fotos a mi futuro novio.— Su mirada se dirigió a la mujer.— ¡Oh Dios, pero si eres tú! — gritó confundido, se notaba que no la reconocía.

— Mikey, tantos años sin verte.— lo abrazo, mi hermano me miró y abrió su boca como queriendo decir ''¿quién es?''.

— Igualmente...

Antes que el ambiente se vuelvaas incomodo de lo que estaba sentí una mano sobre mi hombro, volteé y mire a la chica de las coletas mirándome sonriente.

VIRGIN |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora