XXI

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Hace ya como tres horas mamá me llamó para decirme que tenía que ir a su casa con urgencia. El tráfico de la cuidad hizo que me atrasarme y ahora estaba caminando ya que si seguía en el bus lo más probable es que llegue para la cena.

No dijo para que tipo de urgencia, solo me dio ese mensaje, tenía en mi mente repitiendo la misma frase...

<<Que no sea nada malo>>

Aunque también tenía otra cosa en mente.

Aún podía sentir la sensación de los labios de Frank, me hacía estremecer y sonreír como un idiota, quizás me jodia estar enamorado, no quería estarlo ni tenía planes pero él realmente cambió mis ideas.

Caminé unas dos cuadras más y al fin llegué a la casa de mamá. Toqué la puerta y casi de inmediato me recibió con una mirada de temor. Algo anda mal.

En el sillón de la sala estaba mi hermano sosteniendo su rostro contra sus manos y por el tiemble de su cuerpo supuse que estaba llorando.

¿Le habrá contado a mamá lo que pasó? Pensé.

— De acuerdo, toma asiento, Gee.— ordenó a lo cual yo obedeci.

Mikey estaba en el extremo del mueble y yo en el otro dejando un espacio en vacío, mamá tomó asiento en otro sillón quedando al frente de nosotros.

— Antes que nada deben saber que los amo mucho a los dos, son lo único que tengo y siempre lo han sido. — se podía ver como trataba de tener una actitud calmada.— Pero su padre y yo no hemos sido sinceros, no sé cuando planeabamos decirlo, teníamos miedo y estábamos tan acostumbrados a vivir así pero es tiempo de que lo sepan.— tomó aire pesadamente.— Ustedes son hermanos... Pero no de la misma madre.

— ¿Qué? — pregunté.

— Déjame contarlo todo y después podar hacer las preguntas de quieras ¿sí? Por favor.

Asentí pero ¿Qué carajos?

—... Cuando era muy joven conocí a su padre en una fiesta que organizó el pueblo, yo estaba enamorada de él desde hace mucho antes y que él me haya hecho caso ese día fue genial. Poco después me enteré que estaba embarazada de Donald así que él aceptó el cargo y nos casamos, para mí era un sueño poder estar con el sujeto que amé en secreto y ahora era mi esposo pero no todo fue tan romántico, una día encontré una carta...

...

Una joven Donna cuidaba a su hijo pequeño, el pequeño Gerard tenía un año de edad para ese entonces.

Recordó que hoy tenía que llegarle el pedido que hizo a esas publicidades que veía en el televisor así que salió de su hogar y abrió el buzón. Sacó todo el contenido incluido su pedido, recibos y una carta.

Al entrar a su casa otra vez, tomó asiento en el mismo lugar donde estaba antes y agarró todos los recibos para ver sus cuentas pendientes, luego se abrir todos se percató de aquella carta que estaba junto con todo eso, era particular porque no tenía nombre de quien lo había mandado.

¿Quizás pudo ser mamá? Pensó Donna con la ilusión de que su madre la haya perdonado por haber quedado embarazada tan joven.

VIRGIN |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora