— Oh Dios.— repetía Frank esa frase acompañada con carcajadas.
Lo veía de vez en cuando, yo estaba sentado en mi escritorio, dibujando el pedido del cómic para DC. Frank tenía que hacer lo mismo que yo pero al parecer estaba muy distraído con su celular.
¿Estaría hablando con Jamia? Pensé. Era muy probable.
Había pasado una semana desde que los vi en aquel restaurante agarrados de la mano, hasta ahora no los volví a ver pero podía confirmar que Frank se encontraba más radiante que antes y Jamia llegaba tarde a su casa. Como vecino escuchaba el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose.
Por otro lado pensaba en mi familia, en mi padre. Aunque no quisiera pensar en él, era inevitable hacerlo, era mi padre a pesar de todo.
Mamá se encontraba más estresada que antes y solía llamarla cuando tenía tiempo libre suplicandole que me deje ayudarla pero ella se negaba.
Mikey, bueno Mikey me llamó para decirme que papá está mejor y mamá está más relajada. Sin embargo no hemos hablado sobre él y la última vez que nos vimos él estaba nervioso, supongo que algo no anda bien, quizás vaya a visitarlo en estos días.
Mi cabeza dolía, sentía cansancio. Dormí muy tarde por estar escuchando canciones. Cerré mis ojos aún escuchando las pequeñas risitas de Frank, cuando los abrí vi al castaño sonrojado de tanto reír, diablos podría morir de la risa.
— ¿Con quién hablas, eh?— dije con un todo coqueto insinuando que estaba conversando con alguien especial, aunque por dentro lloraba.
— Solo veo memes. Perdón, seguro parezco un imbécil.
Estaba seguro que era mentira. Pensé que él me tendría más confianza para que me cuente las cosas que pasaba con Jamia. Quizás estaba equivocado y Frank no me miraba como un amigo.
Eso dolía como la mierda.
La hora de receso llegó, bajamos juntos aunque no entramos juntos al comedor ya que él se fue al baño. Antes que Frank llegara comía solo, nunca llegué a ser amigo de alguien aquí, era como una selva, todos eran animales aunque los animales son muy lindos e inteligentes, ellos eran unas bestias esperando burlarse de los más débiles y yo era un débil de mierda.
Hace unos días cambiaron de cocinero y parecía odiar su trabajo, la comida no sabía a nada, era una basura pero seguía consumiendo porque me daba pereza cocinar además que no lo hago bien y la comida sabrá peor que del cocinero.
Tomé una bandeja y coloqué lo que parecía comestible. La comida del día era una especie de papas (que estaban muy secas por cierto) con un arroz de color verde. Agarré un vaso de agua, no sabía si irme o ver algo que me gustara más. Entonces lo vi, una caja llena de fresas ¡Amo las fresas!
Lo tomé rápidamente pero al mismo tiempo otra mano agarró la otra parte de la caja.— Oh.— solté la caja dejando ir un suspiro.
— No, tranquilo.— dijo el chico que estaba al frente mío.— Es tuyo, tú lo agarraste primero.— extendió la caja para entregármela. Tímidamente acepté.
— Gracias.— Me sentí mal por el chico, en su bandeja había muchas de esas papas. No reconocía su rostro así que supuse que era nuevo.— Perdón, pero si quieres tenerlo te lo daré.
— No hay problema, ya tendré suficiente con esto.— señaló la comida.
— Créeme que no.— sonreí.
— ¿Está horrible, verdad?— miró asustado. Me causó gracia, reí un poco.— Pero quédatelo, es tuyo. Iré a fuera por otra cosa.
— La mitad de fresas son mías y la otra tuyas. ¿Te parece?— sonreí amablemente.
— Bueno, Gracias.— sonrió de igual manera.— Me llamo Robert Sheehan.— extendió su mano en muestra de saludo.
— Gerard Way.— hice el mismo gesto.— Acompáñame, tengo una mesa.
Al llegar a la mesa partí la tapa de aquella caja y coloqué igual cantidad de fresas.
— Que amable.— dijo al entregarle la fruta.— Gracias.
— Eres nuevo ¿verdad?— di un mordisco a la fruta que estaba muy agria.
— Sí, acabo de entrar hace dos días pero no me anime a venir a la cafetería.
Seguimos hablando de cosas del trabajo y como agradecía que haya tenido un gesto amable cuando nadie lo había hecho.
Robert comentó que estaba trabajando en el tercer piso y ninguno de los chicos que trabajan junto a él se animó a hablarle ni siquiera un saludo. Ellos eran así, sea es la razón por la cual no tenía amigos, era como la secundaria.
Frank apareció caminando con una manzana entre las manos, sorprendido por ver a otra persona en la mesa que ya podía calificarse como nuestra.
— Hola...— saludó Frank, su tono de voz era de nerviosismo, quizás no era bueno presentándose.
— Hola.— saludó animado, era obvio que quería amigos.— Soy Robert.— extendió la mano por otra vez.
— Frank.— imitó el gesto, sin embargo se veía un poco incómodo.
Supongo que Robert tuvo más confianza conmigo ya que no se animaba hablar con Frank. Espero no haber sido cruel con Frank ya que pase la mayor parte del tiempo hablando con Robert, por no decir que ignoramos al tatuado.
Aunque Frank parecía no tomarle importancia ya que estaba mirando su celular cada cinco minutos.Miraba a Robert mover la boca, mis pensamientos invadieron mi mente y aunque me interesaba su conversación sobre los problemas ambientales, solo podía pensar en Frank, estaba a mi costado pero no me anima callar a Robert. Hasta que me perdí y vi mejor su rostro, tenía cejas algo pobladas y sus ojos eran muy lindos, obviamente los ojos de Frank me parecían más bellos, quizás es por mi gusto a los ojos grandes, Robert tenía un poco de barba, le hacía ver muy bien, pero Frank...
¡Diablos!
Odiaba pensar en Frank constantemente, estaba seguro de que él no pensaba en mí como yo lo hago, no vale la pena seguir creyendo en un romance que ni tenía química.
Las horas pasaban rápido, mi mente nadaba en una ola de ideas irrelevantes, sentía esa sensación de no pensar en nada por pensar en muchas cosas. Levantaba mi mirada y veía a Frank muy concentrado pasando los bocetos a forma digital, tenía los ojos entrecerrados, las cejas arqueadas y mordiendo su labio en una muestra de concentración total. Carajo, era imposible no pensar de una mala manera.
Al terminar el trabajo salímos juntos, como ya era de costumbre.
— Gerard ¿Quieres ir a cenar?— preguntó el tatuado, sin embargo, antes de poder contestarle, Robert me llamó de lo lejos para esperarlo. Caminó de una forma muy apresurada, casi se cae.
— Hola, de nuevo.— saludó, sonaba agitado.— Quería saber si quieres ir por unos batidos.
— Creo que no...— dije viendo a Frank.
— Tengo cupones para comprarlos, es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte.
— No hay problema, ve.—me dijo el tatuado.— Será para la próxima.
— Gracias.— sonreí avergonzado.
Nunca antes había rechazado a alguien, bueno quizás se deba a que nadie me invita a salir.
No mentiré, me sentía un poco mal por Frank al ver como se iba por otro camino solo. Pero no podía sentirme mal por él, era tiempo de pensar en mí.
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.Ahre nada q ver pero
¿Ustedes creen que mcr hagan una gira en latinoamerica?
Yo tengo esperanzas pero no lo sé 😔

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VIRGIN |Frerard|
FanfictionGerard ha pasado toda su vida trabajando, no había experimentado cosas que otros sí. A sus veinticuatro años se dio cuenta que seguía siendo virgen y esta dispuesto dejar de serlo.