Una chica de apariencia angelical llega a la mansión y con tan solo poner un pie en ella,ya pone la vida de todos sus residentes patas arriba.
Sigue la historia de Irina Romanov viviendo en la mansión Sakamaki mientras trata de llevar una vida norma...
—"Hoy yo guindo lo teni' :'v" —pensé realmente nerviosa al estar parada enfrente de la puerta del cuarto de Reiji, quien al llegar a casa me había susurrado sutilmente al oído que fuera su habitación en una hora. Y para mi mala suerte esa hora paso.
—Adelante —pronunció Reiji desde adentro luego de haber tocado la puerta suavemente.
—Con permiso —dije entrando sintiendo mis manos temblar un poco —¿Qué necesitas Reiji? —pregunté acercándome a él mientras pasaba mis manos por detrás de mi espalda.
—¿Por qué estás tan nerviosa? —preguntó levantándose del sillón en donde se encontraba sentado —Es muy malo de tu parte pensar que te haré algo malo —me corrigió caminando hasta su mesita de noche.
—¿Neta me lo juras? :u —le pregunté sonriendo cuando el volvió a estar frente a mí. Reiji solo me miro con desaprobación soltando un suspiro.
—Feliz cumpleaños Irina —me felicito entregándome una caja de color azul con un listón blanco.
—¡Gracias Reiji! —le agradecí contenta tomando la caja para abrirla, dentro había una taza con el borde cuadrado de color rosado y blanco con toques dorados —"Maincra, maincra :v" —pensé sonriendo observando la taza.
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—Es una taza bastante extraña, pero al mismo tiempo hermosa —explicó colocando su mano en mi mejilla.
—Me encanta —susurré realmente feliz antes de llevar mi vista a la mesa de café que había en el cuarto—¡Klk,en eta' habitación no hay movimiento de que se ha hecho té! —le dije alejándome un poco de él para sentarme en donde se encontraba anteriormente.
—¿De qué lo quieres? —preguntó con media sonrisa a la par que yo le entregaba mi taza.
—¡Sorpréndeme! —le pedí con una sonrisa, luego él asintió y salió del cuarto.
Me quedé sola en el cuarto pensado en lo suertuda que fui al no ser tocada por Reiji, ni tan solo un pelo. Después de todo el mencionado no es alguien fácil de persuadir o que le gusta ignorar las cosas mal hechas.
Pasaron los minutos y Reiji volvió a la habitación con una bandeja entre sus manos en las que había dos tazas de té y una tetera. Se acercó a mí para colocar la bandeja en la mesa, luego me sirvió mi taza de té con su típica elegancia.
—Disfrútalo —dijo al momento que tome mi taza entre mis manos.
Con una sonrisa lleve la taza a mis labios y sople un poco el contenido antes de beberlo. Era té de manzanilla, así que no dude ni un segundo en saborear aquel sabor tan agradable con cada una de mis papilas gustativas.
—De verdad eres el rey del té Reiji —lo elogie con una gran sonrisa cuando él se sentaba en el sillón que estaba delante de mí.
