Una chica de apariencia angelical llega a la mansión y con tan solo poner un pie en ella,ya pone la vida de todos sus residentes patas arriba.
Sigue la historia de Irina Romanov viviendo en la mansión Sakamaki mientras trata de llevar una vida norma...
Solté un suspiro observando por décima vez el techo de mi cuarto, luego de verlo tantas veces había perdido el conteo de las horas que llevaba aquí dentro. Estaba totalmente desesperada por no saber cuándo vendrían a buscarme, y a la vez extraña por la situación en la que me encontraba.
—Yo no se klk con ello', pero atento a mi yo voy a sali' de eta' habitación >:v —solté muy jarta levantándome de la cama para dirigirme a la puerta, sin embargo, a la hora de abrirla alguien se me adelanto —Shu —susurré con algo de impresión logrando que nuevamente él recordara.
—Vamos —ordenó tomándome bruscamente del brazo luego de murmurar cosas inentendibles.
Luego de varios segundos llegamos a la sala en donde Shu por fin me soltó, seguido de ello, se dirigió a uno de los sofás para recostarse. Esto me colocaba un gran peso en el corazón, de verdad quería al Shu que me protegía y amaba devuelta. Sin embargo, tenía que ser fuerte para traerlo de vuelta junto a todos los demás, debía descubrir que era lo que realmente sucedía.
—La razón por la que te llamamos aquí es porque necesito que escojas a uno de nosotros como tu "Guardián" —habló Reiji sacándome de mis pensamientos.
—¿Guardián?— pregunté arqueando una ceja.
—El hecho de que las otras familias estén a tu asecho no es algo que nos deja muy tranquilos. Tú habitación es el único lugar en la casa que tiene un sello que puede protegerte, pero esa no es una razón para confinarte en él, por lo tanto, la persona que escojas siempre estará contigo para protegerte sin importar donde estés —explicó Reiji cruzándose de piernas —Dicho esto: Adelante, escógelo —ordenó.
Mire a cada uno de los chicos detalladamente, aunque cualquiera pensaría que eso no era necesario y que solo escogiera a Shu, pero...¿Realmente esa era la opción correcta? Es verdad que mi amado, pero ya no me recuerda y no soy más que un bicho raro con el que aparentemente no quiere tener ningún tipo de relación, además de que con o sin recuerdos, sigue siendo el mismo perezoso de siempre.
Tomando en cuenta que ahora Reiji era el hijo mayor de esta familia sería una carga demasiado grande el tener que cuidarme de cerca también. Yui también tiene el mismo problema, por lo tanto, solo me quedaría una persona.
—Yuma —lo nombre con una sonrisa antes de acercarme a él —Por favor, cuídame bien—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Bien, ya todo está decidido —afirmó Reiji levantándose de su asiento —Me retirare por el momento. Con permiso —dijo antes de marcharse de la habitación, seguido por los demás dejándonos solos a mí y a Yuma.
—¿Y ahora qué hacemos? —le pregunté al castaño recibiendo una leve sonrisa de su parte.
—¿Te gusta plantar vegetales? —al escucharlo asentí totalmente emocionada —En ese caso ven conmigo —habló tomándome la mano guiándome hasta el jardín trasero de la mansión, en donde había una gran plantación de diversos vegetales y algunos árboles frutales —Aquí tendremos diversión para rato—
