Una chica de apariencia angelical llega a la mansión y con tan solo poner un pie en ella,ya pone la vida de todos sus residentes patas arriba.
Sigue la historia de Irina Romanov viviendo en la mansión Sakamaki mientras trata de llevar una vida norma...
Fui abriendo los ojos poco a poco al sentir como mi espalda y todo cuerpo dolía, al tenerlos completamente abiertos quedé trastornada al notar que no me encontraba en mi habitación ni en ninguna otra de la mansión.
—¿Pero qué demonios? —me pregunte a mí misma sentándome en mi lugar para poder observar mejor el lugar en donde me encontraba, el cual era una iglesia. Lleve mi vista hacia mi cuerpo notando que mi ropa había sido cambiada completamente, cosa que me preocupo de sobre manera.
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Empecé a revisarme cada parte de mi cuerpo realmente asustada, por suerte no sentía ni tenía ninguna pista visible de que me hayan hecho algo malo. Aunque eso realmente no me dejaba totalmente, aun no sabía que estaba pasando.
De repente escuche como el rechinido de una puerta retumbaba por todo el lugar indicándome que había una salida, por lo tanto, no tarde mucho en salir de la iglesia para darme cuenta de que me encontraba totalmente rodeada de un denso bosque.
—Chale, ya me secuestraron :'v — susurré pateando el piso con un poco de fastidio.
De repente escuché como los arbustos comenzaron a moverse poniéndome totalmente alerta, hice aparecer mis alas al igual que mi lanza. A los pocos segundos de entre esos arbustos salió alguien que conocía tan bien como la palma de mi mano, mirándome con aquellos profundos ojos azules bastante sorprendido.
—¡Shu adelantate con Eva, yo me haré cargo de los demás! —
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—Esto realmente es molesto —susurró Shu a la par que yo desaparecía mis alas y lanza.
De repente Shu se acercó a mí y me cargo en sus brazos en forma de princesa sin darme tiempo a procesar la situación. Luego de algunos minutos en donde la duda me carcomía llegamos frente a una mansión, que me dejo todavía más confundida.
—"¿Dónde se supone que estamos?" —pregunté incrédula observando la mansión que se encontraba frente a nosotros —¿Acaso nos mudamos? —me atreví a preguntar bajándome de los brazos de Shu.
