Capítulo 19: Una fiesta del té.

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-Narra Irina Romanov-

—¿Sabes Ebele? Algún día quisiera crear mi propio mundo —empezó a hablar Astrid tomándome de la barbilla para que la mirara —Lo llamaría "El punto sin retorno", donde la locura nos consumiera y la palabra "aburrido" no existiera —cuando dijo eso clavó una daga en mi ojo izquierdo provocando que gritase del dolor —¡Y la única forma de entrar seria con una invitación a una fiesta del té en forma de naipe! —

—¿Sabes Ebele? Algún día quisiera crear mi propio mundo —empezó a hablar Astrid tomándome de la barbilla para que la mirara —Lo llamaría "El punto sin retorno", donde la locura nos consumiera y la palabra "aburrido" no existiera —cuando dijo eso c...

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Desperté de golpe con la respiración agitada y toqueteándome toda la cara, tenía le corazón a mil siendo acompañado de un sentimiento repulsivo. Solté un suspiro de alivio dejándome caer en la cama, después todo ese sueño era un recuerdo de cuando fui encarcelada durante el régimen de Astrid.

—Una invitación —susurré mirando el techo algo desanimada.

Astrid Chzo podría ser una perra desalmada capaz de hacer un montón de locuras, sin embargo, era una mujer de palabra. Por lo tanto, no me quedaba más que esperar esa invitación con paciencia, estaba segura de que en algún momento llegaría.

—Por favor chicos, no mueran —rogué levantándome de la cama dispuesta a empezar mi día.

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—¿Cómo te sientes Alfred? —le pregunté al pelinegro observando como se sentaba en la cama.

—Bastante bien, estoy muy agradecido con usted y sus amigos señorita Irina —expresó con una pequeña sonrisa tomando la bandeja con el desayuno que le había traído —Aunque debo pedirle perdón, por mi descuido usted no podrá tener la cena de año nuevo que tanto quería—se disculpó apenado.

—No fue tu culpa Alfred, hubiera sido peor si hubieras muerto —afirmé con una pequeña sonrisa —Te dejare desayunar —le avisé levantándome de mi asiento para dirigirme a la puerta de salida.

—¿Ira a visitarla? —preguntó Alfred cuando estuve a punto de salir.

—Por supuesto que si —contesté dándome la vuelta para mirarlo —Ya se la tengo que devolver —agregué llevando mi mano en dirección a mi gargantilla.

Salí del cuarto de Alfred dirigiendo mis pasos hacia la salida de la casa, caminé por el bosque que nos rodeaba ya que la casa quedaba entre las bellas montañas que rodeaban Puerto Plata.

Sentía la brisa fría de la mañana chocar con mi cara al mismo tiempo que jugaba con el termo que me regalo Ayato por mi cumpleaños, me sorprendía el gran gusto que tenía Ego-sama escogiéndolos :v

Sentía la brisa fría de la mañana chocar con mi cara al mismo tiempo que jugaba con el termo que me regalo Ayato por mi cumpleaños, me sorprendía el gran gusto que tenía Ego-sama escogiéndolos :v

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Una chiflada en la mansión.(Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora