Capítulo 9:El acuerdo.

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-Narra Blondegals-

Luego de que Reiji revisara a Madoka determinó que necesitarían llevarla al hospital ya que había perdido bastante sangre que no podían recuperar, por lo que no perdieron tiempo y la mitad de los residentes de la mansión se fueron al hospital más cercano que había. Una vez allí atendieron a Madoka al instante y llenaron de preguntas a Irina, la cual solo les dijo lo que había pasado, más tarde la pelirroja se encargó de llamar a sus padres que no tardaron en llegar.

—Señores Akabane —llamó el doctor luego de algunas horas.

—¡Estamos aquí! —exclamaron los padres de Madoka levantándose de sus asientos.

—¿Cómo esta nuestra hija? —preguntó el padre bastante nervioso.

—Ya se encuentra estable, de no ser por los muchachos habría muerto —declaró el doctor provocando que los padres soltaran un suspiro lleno de alivio.

—Gracias a Dios —susurró la madre llena de alegría —¿Podemos verla? —preguntó recibiendo un asentimiento por parte del doctor —Chicos, de verdad muchas gracias por salvar a nuestra hija —agradeció la madre con una gran sonrisa y un montón de lágrimas en los ojos.

—No es nada —contestaron Reiji, Irina, Yui y Laito al mismo tiempo segundos antes que los padres desaparecieran por el pasillo.

—Vámonos —ordeno Irina levantándose de la silla para empezar a caminar hacia la salida.

—Espera Irina-chan. ¿Acaso no quieres ver a Madoka-san? —preguntó Yui recibiendo una negación de cabeza por parte de la cabizbaja Irina.

Los chicos se miraron antes de seguir a Irina hasta la salida pensando en lo raro que era ver a Irina sin decir bromas o con una gran sonrisa en sus labios. Irina era tan transparente como un frasco de cristal, podías notar como se sentía con tan solo mirarla y sentir lo mismo que ella.

—¿Eh? —Irina salió de la limusina sintiendo una presencia conocida para ella dentro de su residencia, al entrar se dirigió a la sala en donde encontró a Kanato teniendo una fiesta del té en conjunto a Subaru, Ayato y una chica de pelo blanco y unos ojos azules llenos de vida —¿¡Daira!? —preguntó Irina sorprendida llamando la atención de la nombrada.

—Oh. ¡Ebele! —exclamó la mencionada antes de levantarse de su asiento y correr hasta la pelirroja para abrazarla —¡Ha pasado tanto tiempo! ¡Mira que grande estas! —chilló emocionada mirando a Irina de arriba hacia abajo.

—Y tú no has cambiado nada —comentó Irina con una pequeña sonrisa —¿Qué haces aquí? —rápidamente el semblante de Daira cambio a uno completamente serio.

—Necesito pedirte un gran favor —habló tomando a Irina de la mano para llevar nuevamente al sillón en donde antes se encontraba sentada.

—¿Qué sucede Daira? —preguntó Irina sintiéndose ansiosa.

—No sé si lo sabes, pero la guerra que libera mi hija es en contra mía y necesito tu ayuda —declaró Daira haciendo que Irina tragara saliva—Si esta guerra continua el βρόχο será destruido y nunca podremos regresar a él, ahora tu eres la única que puede provocar un peso en la balanza Ebele. Te daré lo que sea, así que por favor, ayúdame a recuperar nuestro reino de las garras de mi hija...No, de ese monstruo codicioso —Irina abrió los ojos como platos notando la desesperación que Daira soltaba en cada una de esas palabras.

Daira Chzo había sido expulsada del βρόχο por su propia hija al esta tomar el trono, pero eso no fue suficiente para sacar a su madre. Ella se quedó en el mundo de las brujas e inicio por su propia cuenta la resistencia que era conocida con el nombre de Savior, trabajaban bajo sus órdenes con el fin de recuperar el reino para que Daria volviera a ejercer su papel como reina, cosa que se le daba de maravilla.

Una chiflada en la mansión.(Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora