Una chica de apariencia angelical llega a la mansión y con tan solo poner un pie en ella,ya pone la vida de todos sus residentes patas arriba.
Sigue la historia de Irina Romanov viviendo en la mansión Sakamaki mientras trata de llevar una vida norma...
—¡Espera Ruki! —vocifere realmente confundida. ¡Llevábamos algunos minutos corriendo sin descanso, por más que le reprochaba y pedía explicaciones a Ruki él no me escuchaba —Ruki Mukami detente ahora mismo! —ordene molesta provocando que él parara en seco. Yo también lo hice...Pero de boca al suelo :''v
—¿Estas bien? —preguntó Ruki ayudándome a levantarme. Tan pronto como estuve de pie le di una cachetada dejándolo totalmente sorprendido.
—¿¡Tu tiene do' maldita cucaracha jugando ping-pong en esa cabeza!? ¡No puedes ir dando puñala' a la gente así por así! —le grité molesta e histérica a la vez sintiendo como las lágrimas empezaban a salir de mis ojos.
Realmente estaba preocupada por Shin, era un vampiro al fin y al cabo, no importa que tan fuerte sea, la plata le sigue afectando. A pesar de solo haber pasado un mes con él se había vuelto muy importante para mí, y el solo pensar que podría estar muerto me asustaba.
—Pero el sí puede ir atacándonos así por así. ¿No? —dijo dejándome desconcertada —Por su culpa mis hermanos y casi todos en la mansión están postrados a una cama —abrí los ojos con sorpresa.
Ruki no era alguien que decía mentiras y en sus ojos me demostraba lo serio que estaba al decir aquello, lo cual realmente me dolía. Tal vez Shin había sido una muy buena persona conmigo y me había encariñado bastante con él, aun así, las personas que se encontraban en la mansión Sakamaki eran mucho más importantes que él para mí. Y si lo que el pelinegro me decía era cierto, lo cual no dudo, Shin dejaría de ser alguien bueno ante mis ojos.
—Volvamos a la mansión ahora mismo—
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-Narra Blondegals-
Ruki asintió como respuesta y se dirigieron a la residencia Sakamaki. Al llegar fueron recibidos por Reiji, quien por órdenes de Irina les explicó la situación actual de los chicos, la cual era terriblemente mala. Al parecer los colmillos de los lobos estaban recubiertos de plata y ahora los chicos luchaban por sobrevivir.
El gafotas los guio a una habitación en donde se encontraban todos los afectado ya sea revolcándose del dolor, gimoteando o tratando de no dormirse. Esa escena hizo que el corazón de Irina se revolcara, pero rápidamente se puso firme y se dirigió al centro de la habitación.
—Lamento mucho lo que están sufriendo por mi culpa, les prometo que muy pronto estarán mejor —les aseguró Irina con una pequeña sonrisa haciendo aparecer su lanza.
Con delicadeza llevo su dedo al filo de aquella imponente arma y corto su dedo a lo largo de este, provocando que poco a poco cada ranura de la hoja se llenara de su sangre. Rápidamente le dio unas cuantas vueltas antes de clavarla en el piso provocando que la sangre se hiciera camino hasta cada una de las camas en donde se encontraban los chicos, allí se posaron unas siluetas luminosas que se acercaron a la frente de cada uno de los afectados depositando un beso sobre esta.
