Capítulo 20: Un ángel hecho de amor.

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-Narra Blondegals-

El punto sin retorno es un mundo en donde la única luz es la de la luna, el principal sonido es el sonido de los cuervos y la única alegría que existe es la de Astrid Chzo. Esa alegría era producida por el aura de Ebele, el cual podía sentir a kilómetros de ella, pero aun así estaba en su mundo y pronto frente a ella.

En poco tiempo haría sufrir a Ebele Edevane como nunca antes había sufrido, después de todo la odiaba, tenía que odiarla. Siempre con una sonrisa radiante causando un cambio en todos, obteniendo de forma fácil las cosas que ella nunca podría obtener, quitándole hasta la atención y cariño de su propia madre...Quería quebrar a Ebele en todos los sentidos.

—Es tiempo de que ya vaya hacia allí —dijo levantándose de su asiento dejando la copa de vino sobre la mesa, realmente le encantaba beber ese líquido tan dulce.

En otro lado no muy lejos de allí se encontraban Irina, Claudia y Daira caminando sin un rumbo definido, dentro de aquel frio y tenue mundo. Pero extrañamente había un olor a dulce invadiendo todo el lugar, eso demostraba que El punto sin retorno era el reflejo de lo retorcida que se encontraba la mente de Astrid.

—Este lugar es tan oscuro —susurró Claudia temblando del miedo por lo oscuro que estaba todo, era ridículo, pero le tenía miedo.

Irina no tardó en darse cuenta de aquello, después de todo estaba temblando como una gelatina y no paraba de mirar hacia todos lados como una completa paranoica. Una sonrisa se formó en sus labios antes de extenderle su mano a la más baja, la cual no tardó en ser tomada con timidez.

—No debes sentirte apenada por tener miedo Claudia —aclaró Irina mirando a Claudia con una tierna sonrisa —Los sentimientos es la única prueba de que estamos vivos —al escuchar eso la pequeña peliblanca le dio un ataque de risa que por más que intento no pudo parar —Wey.¿Me puse bien poética y toda la cosa para que te acabaras riendo? >:''v —le preguntó Irina indignada cuando por fin la peliblanca había parado de reír.

—Es que es muy raro escucharla decir algo como eso —respondió Claudia con una gran sonrisa.

—¿Sabes? A veces puedo ser muy madura OHO —se defendió Irina inflando los cachetes.

—Al parecer ustedes se llevaban bastante bien —expresó Daira con una sonrisa antes de que todas se detuvieran en seco al sentir múltiples auras que conocían bastante bien.

—Los chicos... —susurraron todas al mismo tiempo, seguido de ello empezaron a seguir el rastro hasta llegar a una cabaña.

—Saludo' :v —habló Irina entrando sin ningún tipo de cuidado.

No había nada más en la cabaña que los chicos, los cuales sorpresivamente se encontraban sentados en una silla de madera uno al lado del otro y cabizbajos. Rápidamente Irina se acercó a Shu para inspeccionarlo y se dio cuenta de que este no tenía ninguna herida...Al menos no física.

—¡Shu! —lo llamo Irina levantando su cabeza para fijarse de que sus ojos estaban abiertos, pero se encontraban totalmente apagados y varias lagrimas salían de estos.

—¡Laito! —exclamó Claudia chasqueando sus dedos frente al castaño, el cual se encontraba en las mismas condiciones que Shu.

Luego de revisarlos a todos se dieron cuenta de que estaban siendo sometidos a pesadillas recurrentes, sin embargo por más tabana y galleta que le dieron a esos muchachone' no despertaron :'v

—¿Eh? —susurró Irina observando detenidamente los ojos de Subaru al ver un reflejo de alguien en ellos.

—¡Cuidado Ebele! —advirtió Daira provocando que la mencionada se de la vuelta y coloque sus brazos en forma de "X" bloqueando eficazmente una patada por parte de Astrid. Sin embargo, esa patada venía con una fuerza tal que mando a volar a Irina a través de una de las ventanas de la cabaña rompiéndola en miles de pedacitos.

Una chiflada en la mansión.(Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora