Entro a casa y digamos que estoy un poco borracha. Tropiezo con algo y me golpeo con un mueble causando ruido.
-Shh, no hay que despertar a la idiota- digo susurrando a los sillones, si, estoy muy borracha.
- ¿Quién es? ¿Quién está ahí -pregunta bajando las escaleras.
-Soy yo tu futura esposa cariño -dije gritando mientras levantaba una botella de vodka.
-¿Estás borracha?- se cruza de brazos.
-No, mira puedo estar en un solo pie -empecé hacer el cuatro (una posición que requiere de equilibrio) levato mis brazos y los uno como bailarina de clasico y subo mi pie apoyándolo en mi otra pierna, pero me tambaleo y caigo al suelo.
-No claro tu no estás borracha.-dijo sarcástica.
-Auch, me duele - digo sobando mi tobillo.
-¿Qué te duele, estás bien? -baja rapido las escaleras y se acerca mucho a mí.
Se agacha hasta quedar a mi altura. La miro a sus ojos y quedo embobada, odio ésto porque si la miro a los ojos me pongo tonta.
-Me duele el tobillo y no, no estoy bien.
-Ven vamos a tu habitación.- la detengo con mi mano.
- Claro que no, ¿recuerdas, que te dije que serias la última en ayudarme?
-Si lo recuerdo pero soy la única que puede ayudarte en esta casa.
-Puedo sola. - ríe y niega con su cabeza.
-okey, como tu digas.- aleja sus manos y me mira.
Me levanto del suelo y voy hasta las escaleras pero me caigo y vino rápido a ayudarme.
-Ven, yo te ayudo. No puedes ni subir una escalera .-negaba con la cabeza mientras sonreía.
Me alsa y carga en sus brazos yo la tomo de su cuello. Su perfume es fantástico ¿acaso se pone perfume para dormir?
Empuja la puerta con el pié ya que estaba media abierta y me deja en la cama, su cara y la mia están demasiado cerca. Desvío mi mirada a sus labios, tan carnosos y suaves. Me acerco lentamente hacia ella sentía su respiración cerca de mi boca estaba por eliminar esos centimetros de distancia, pero nos interrumpe el sonido de un celular y me cago en todos mis muertos.
-Es tu teléfono, me voy asi duermes, descansa.-suspira dijo eso y se va.
Mañana comenzaré otra semana, otra semana junto a ella. Me despierto con un dolor insoportable de cabeza, me doy una ducha, me maquillo suave y me visto para ir a la universidad. Bajo a la sala y como no hay nadie me voy a la cocina y si, aquí está mi querida esposa.
-Buen día ¿tienen analgésicos en esta casa?- sobo mi cabeza.
-Buen día, ésto no es una farmacia pero si quieres un medicamento para el dolor de cabeza yo tengo.
-Borrachera seguida lo tuyo eh.
-No, los compré el viernes antes de ir al centro comercial para poder soportarte.- habla sonriendo.
-Oye, tan insoportable no soy. -digo mientras me siento en el banco de la isla de la cocina. Comienzo a sobar mi frente porque me duele, sé que es la jodida resaca pero es que esos tragos de vodka estaban tentadores.
-Si, si lo eres.
-¿Dónde tienes los analgésicos? Quiero uno.
-No los conseguirás tan fácil- ¿quién sería capaz de comenzar su mañana fastidiando? Natalia Lacunza es un dolor de cabeza. No puede estar sin fastidiarme la vida ¿ No puede simplemente darme un analgesico?
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COMPROMISO || Albalia
Teen FictionLa historia seguirá en esta cuenta lamentamos que no la sigan en la anterior