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"Un sonido de algo que se rompe, me despierto de mi sueño"

"Un sonido de algo que se rompe, me despierto de mi sueño"

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Corea del Sur, Seúl: año 2009-10-13.

Jimin seguía corriendo por los oscuros pasillos de aquel laberinto sin fin. Estaba asustado, la imagen que acababa de ver no se borraba de su memoria, se repetía en su cabeza una y otra vez como una película. Cayó al suelo al tropezar con sus propios pies y soltó un grito de dolor y angustia.

¿Cómo podía una persona que pensó conocer ser tan diferente a como creía? Él lo sabía, su padre no era el mejor de todos. Él mismo llegó a odiarlo, pero nunca pensó que fuera un asesino.

Se levantó del suelo al ver la salida frente a él y corrió hacia las habitaciones para buscar a su madre, le diría todo y se la llevaría lejos de ahí.

- ¡Mamá, mamá! - empujó la puerta y entró - Tenemos que irnos. No podemos quedarnos aquí, estamos en peligro...

La mujer vió a su hijo en estado de shock, no sabía lo que le había pasado. Pero Jimin estaba completamente asustado, sus manos temblaban y no dejaba de llorar. Miró su ropa y esta estaba arrugada y sucia. Ella también se asustó.

- Jimin - logró tomar sus manos y hacer que la mirara a los ojos - Cálmate cariño, ¿qué fue lo que sucedió? - acarició el rostro de su hijo.

Su respiración se calmó un poco al sentir el cálido tacto de la mano de su madre sobre él. La abrazó sin dejar de temblar.

- He visto a mi padre matar a un hombre - confesó temiendo a dañar su corazón. Porque lo sabía, ella amaba a ese hombre a pesar de todo. Sus ojos se abrieron de la impresión - Tenemos que irnos de aquí, no voy a vivir con un asesino, no voy a dejar que nos haga daño.

Dijo, sin saber que el daño ya estaba hecho. Porque Jimin ya no era y nunca volvería a ser quién era antes.

Al no escuchar respuesta de su madre más que unos cuantos lamentos, se separó de ella y la miró a los ojos cayendo de rodillas frente a ella.

Sus lágrimas volvieron a caer, su dolor aumentó y sintió una gran decepción, ella lo sabía. Estaba al tanto de todo aquello y aún así lo había permitido y escondido.

- Mamá...

- Jimin - trató de acercarse a él pero este se alejó y cubrió su rostro con sus manos.

No lo podía creer, ¿con qué tipo de personas había vivido toda su vida?

- ¡Jimin! - llegó su padre a la habitación y el chico se asustó.

- ¡Aléjate! - gritó cuando lo vió acercarse.

- ¡Ya cálmate y compórtate como un hombre! - llegó hasta él y lo tomó del brazo haciendo que se levantara del suelo y quedara frente a él. Ambos se miraron a los ojos - Todo lo que te he enseñado este tiempo es para esto, para que seas fuerte. Recuerda hijo, si es para tu propio beneficio, no importa que es lo que tengas que hacer, solo hazlo.

- ¿Me estás diciendo que matar está bien mientras tengas un propósito? - preguntó y empujó al hombre lejos de él - No está bien, matar no está bien ¡No importa lo que digas, ni lo que hagas, no voy a ser igual que tú! ¡Eres un monstruo!

- ¡Park Jimin! - su padre se acercó a él con furia y lo golpeó en el rostro - Vas a aprender a ser un verdadero hombre.

Se aventó contra su hijo para seguir golpeándolo, pero su esposa se lo impidió poniéndose frente a él para detenerlo.

- Basta, no lo golpees por favor, déjalo. Es tu hijo.

- ¡Míralo! - vociferó - Es mejor que lo golpee ahora, debe aprender que en este mundo hay que ser demasiado frío para lograrlo.

Volvió a intentar irse sobre Jimin, pero la mujer volvió a detenerlo y eso lo molestó. Le dió un fuerte empujón para alejarla y lo logró. La Señora Park cayó de espaldas al suelo inconsciente.

- ¡Mamá! - Jimin se acercó asustado y la movió un poco, alzó su cabeza y vió la sangre en sus manos - Mamá... despierta ¡Despierta! Por favor... - comenzó a llorar nuevamente.

Estaba muerta, su madre estaba muerta y era su culpa, él la había matado. Miró sus manos llenas de sangre y sintió su corazón arder. Sus pensamientos se mezclaron y comenzó a tener recuerdos, recuerdos buenos, recuerdos malos.

- Jugar es para los niños débiles, ¿acaso eres un niño débil?

No, no lo soy.

- Prefiero ser el cazador que la presa.

Lo seré.

- Tienes que ser demasiado frío para lograrlo en este mundo.

Jimin se levantó del suelo y tomó la máscara que iba a usar en su fiesta y la colocó en su rostro, miró hacia el espejo y todo parecía haber desaparecido. Todo iba a desaparecer, el se iba a encargar de ello.

Tomó un cuchillo que se encontraba a su lado en la bandeja y lo encajó en el estómago de su padre, miró los ojos de aquel hombre que una vez llamó su padre y sonrió.

- Soy frío, soy el cazador, ¿estás feliz? - rió de una manera fría, sin importancia y siguió enterrando el cuchillo una y otra vez comenzando a ver la sangre decorar el piso con su espesor.

- Lo soy, soy el cazador.

Fueron las últimas palabras que escuchó el Señor Park antes de morir, llevándose consigo la imagen de una máscara sonriente.

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora