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"No te acerques demasiado, dentro está oscuro. Es donde se esconden mis demonios"

El día estaba soleado y hermoso, era un entierro con pocas personas

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El día estaba soleado y hermoso, era un entierro con pocas personas. Solo estaban algunos amigos del fallecido y la única persona que le quedaba en su familia, su hija. SunJi estaba frente a la tumba de su padre, lágrimas corrieron por sus mejillas las cuáles limpió en cuanto salieron.

— Está bien llorar — susurró Jimin a su lado y puso su mano en su espalda en forma de apoyo.

— No quiero llorar por una persona como él — dijo y lo observó — ¿Lloraste por la muerte de tu padre?

Esa pregunta dejó a Jimin sin saber qué decir. Él lo había matado y luego de eso su vida no volvió a ser la misma, no tuvo tiempo de hacerlo y aunque lo hubiera tenido no derramaría ni una lágrima por ese hombre, él mismo le había enseñado a no ser débil. Definitivamente la respuesta era no.

La llegada de sus amigos la hizo sonreír. SeokJin, HyeSan y TaeHyung se acercaban al lugar en donde se encontraba.

Jin ignoró la presencia del mayor y abrazó a SunJi, la castaña recibió el abrazo y se sintió un poco mejor. El pelinegro se hizo a un lado para que las chicas pudieran hablar tranquilamente.

— Así que es ella — TaeHyung habló por lo bajo. Jimin solo lo miró de reojo. — Pensé que nunca te llegaría a interesar alguien de esta forma, una persona tan fría como tú, no creí que podría enamorarse.

— ¿Qué quieres? — preguntó — ¿Te gustó lo que hiciste? No creo que sea necesario esforzarte tanto para hacerme daño, terminarás roto.

Tae soltó una pequeña risa sarcástica.

— ¿Roto? — frunció el ceño — Ya lo estoy, tu te encargaste de eso, Jimin.

Todos salieron del lugar. SunJi despidió a todos los presentes y luego observó a sus amigos.

— Gracias por estar aquí.

— No agradezcas, somos tus amigos.

HyeSan negó y le sonrió.

— Quiero ir a ver a Nam ahora — pidió y todos asintieron.

— SunJi — Jimin llamó su atención — Me gustaría acompañarte pero no creo que mi presencia le agrade a Jin.

— Lo entiendo, después de acusarte así debes sentirte incómodo. Nos vemos más tarde — dejó un beso en sus labios y se fue con sus amigos.

(...)

— Nam... — la chica tomó la mano de su mejor amigo. El chico permanecía inconsciente — Por favor, despierta, necesito que estés aquí conmigo. Lo prometiste, dijiste que nunca me abandonarías.

Mordió su labio y volvió a llorar, deseaba mucho que despertara. No aguantaba verlo de esa manera.

— Va a despertar, estará bien.

Jin se paró en la puerta y luego de hablar entró, tomó asiento al lado de SunJi.

— Tenemos que hablar — dijo él.

— ¿Vas a acusar a Jimin?

— No lo estoy acusando porque quiero, SunJi yo vi las pruebas de que es un asesino. Y estoy seguro de que le hizo esto a NamJoon para que no lo acusaramos con la policía, las pruebas desaparecieron.

La chica negó, no estaba dispuesta a escuchar nada más. No iba a creer en nada de lo que le dijeran. Le había prometido a Jimin que lo ayudaría y estaría junto a él.

— Jimin hizo cosas malas, no sé de que tipo fueron todas pero estoy segura de que cambió — lo miró — Está intentando dejar todo eso atrás.

— ¿Dejarlo todo atrás? — ladeó su cabeza intentando buscar una respuesta — ¿Cómo dejas la muerte de personas atrás?

— Jin, basta, no quiero hablar de esto ahora.

El pelinegro negó y se levantó de su lugar, volvió a salir de la habitación frustrado.

SunJi observó al pequeño Jimin allí con ella.

— ¿Qué quieres? No voy a seguirte, no dejaré que me muestres nada más.

Le habló pero este no se movió, solo se quedó allí mirándola muy serio.

— ¿Fue duro para ti? — le preguntó — Sé que para un pequeño como tú debió ser muy difícil, pero ahora todo está bien ¿No te gusta el resultado?

El negó y se sentó en el suelo y continuó mirándola.

— Si me hablaras nos entenderíamos mejor.

— Cuidado... — lo escuchó decir.

— ¿Qué? — abrió mucho sus ojos — ¿Cuidado con qué?

— Conmigo...

— Conmigo

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora