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“Es sólo una mentira vacía gritando por ayuda”

SunJi abrió mucho los ojos y apretó sus manos, ¿cómo Jin podía decir algo así? Miró a su amigo y frunció el ceño, ¿qué era lo que pasaba con él? Esa había sido una fuerte acusación

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SunJi abrió mucho los ojos y apretó sus manos, ¿cómo Jin podía decir algo así? Miró a su amigo y frunció el ceño, ¿qué era lo que pasaba con él? Esa había sido una fuerte acusación. Su corazón latía con fuerza al igual que el de él. En cambio Jimin se encontraba muy tranquilo, tomó aire y se dispuso a contestarle a SeokJin.

— No voy a tomar tus palabras en serio — dijo y se acercó al más alto — Debe pasar algo para que me acuses de algo tan grave como lo es el asesinato.

Lo miró a los ojos de una manera tan extraña que Jin se sintió intimidado por un momento.

— Podría demandante, pero ya que eres muy buen amigo de SunJi lo dejaré pasar. Solo esta vez.

Dicho eso se volteó dándole la espalda a ambos. SunJi lo observó alejarse y reparó de nuevo en SeokJin, el pelinegro se veía bastante molesto.

— ¿Qué ha sido eso, Jin? — preguntó la castaña — ¿Cómo se te ocurre acusar a Jimin de esa manera?

— ¿Cómo se me ocurre? Porque es la verdad, NamJoon tiene las pruebas — tomó la mano de su amiga — Vamos.

La chica siguió a Jin hasta la entrada de los dormitorios, se detuvieron frente al elevador y esperaron a que este abriera sus puertas. Entraron y el chico pulsó el botón para subir.

SunJi negaba con su cabeza sin poder entender que era lo que sucedía, ¿pruebas? ¿De qué tenían pruebas?

Suspiró y se abrazó a sí misma cuando la temperatura cambió sin darse cuenta.

— Jin... — miró hacia su lado y se desestabilizó cuando no vio al chico a su lado — ¿Jin? — estaba sola allí dentro.

Pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando, cerró sus ojos y pidió que nada malo sucediera, estaba muy asustada de lo que pudiera ver esta vez.

Por favor... ayúdame — abrió sus ojos al escuchar esa voz de nuevo.

Miró a su alrededor y se encontró de nuevo en aquellos oscuros pasadizos. Vio a Jimin correr asustado.

— ¡Jimin! — lo siguió hasta la salida.

El joven corrió por todo el pasillo con los ojos llenos de lágrimas mientras todo su cuerpo temblaba.

SunJi se detuvo frente a la puerta que el pelinegro había cruzado, miró hacía adentro.

Tenemos que irnos. No podemos quedarnos aquí, estamos en peligro.

El chico parecía fuera de sí, una mujer se acercó a él y tomó sus manos.

Cálmate cariño, ¿qué fue lo que sucedió? — acarició el rostro de Jimin.

SunJi lo vio relajarse y se dio cuenta de lo que estaba viendo. Ella era su madre. La abrazó con fuerza sin dejar de temblar.

He visto a mi padre matar a un hombre la chica abrió mucho sus ojos al escuchar sus palabras — Tenemos que irnos de aquí, no voy a vivir con un asesino. No voy a dejar que nos haga daño.

Jimin cayó destrozado de rodillas ante su madre, ella lo sabía. Sabía que su esposo era un asesino. La mujer trató de acercarse pero él se alejó ocultando su rostro entre sus manos.

Otra persona más llegó a la habitación, un hombre fuerte y con una mirada tan fría como el hielo gritó el nombre del menor. El corazón de SunJi se aceleró sintiendo miedo por él.

Todo lo que te he enseñado este tiempo es para esto, para que seas fuerte. Recuerda hijo, si es para tu propio beneficio, no importa lo que tengas que hacer, solo hazlo.

Recitó.

¡Eres un monstruo!

El hombre que al parecer era el padre de Jimin comenzó a golpearlo sin compasión. La chica que observaba todo intentó moverse pero no lo logró, sus lágrimas caían al ver a Jimin siendo lastimado.

Basta, no lo golpees por favor, déjalo. Es tu hijo.

Pidió la mujer desesperada, pero el hombre no parecía querer parar de golpearlo. Ella intentó detenerlo una vez más y furioso la empujó cayendo hacia atrás.

¡Mamá! — Jimin se acercó asustado y miró sus manos ensangrentadas al tocarla — Mamá, despierta ¡Despierta! Por favor.

Su voz se sintió rota, sus sollozos eran desgarradores. SunJi no pudo evitar caer al suelo al verlo sufrir así.

Pronto se alarmó cuando lo vio tomar un cuchillo y acercarse a su padre para encajar éste en su estómago.

Soy frío, soy el cazador, ¿estás feliz?

SunJi se paró y se alejó de aquella habitación. Quería volver, ya no soportaba seguir viendo todas esas cosas.

Es un asesino.

Lo era, pero no había sido su culpa. Era muy joven para vivir todo lo que vivió.

La chica se detuvo al ver al pequeño de seis años frente a ella llorando.

Por favor... sálvame...

Observó sus manos ensangrentadas.

— ¡Basta! — gritó.

— SunJi — SeokJin la sostuvo al salir del elevador — ¿Qué pasa?

Abrió sus ojos y vio que estaba de regreso.

— Jin... — sus manos temblaban.

— Está bien, ven.

La ayudó a llegar hasta la puerta de su mejor amigo. El chico tocó la puerta y al no recibir respuesta la abrió.

— ¡NamJoon!

El pelirubio estaba en el suelo rodeado de sangre.

El pelirubio estaba en el suelo rodeado de sangre

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora