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SunJi sintió una mano sobre su hombro y de pronto todo volvió a la normalidad

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SunJi sintió una mano sobre su hombro y de pronto todo volvió a la normalidad. Se encontró con la mirada de Jimin y se dio cuenta de que había sido atrapada.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó tomándola de la mano y comenzando a caminar por el pasillo — No está bien que estés aquí, si es cierto lo que estoy pensando. Estás en peligro.

— ¿Qué? — no comprendió — ¿En peligro?

— Sí — el pelinegro se detuvo — Creo que por alguna razón mi yo pequeño intentó matarte aquel día cuando casi te ahogas.

La chica frunció el ceño, ¿por qué ese niño quería matarla? Ella pensaba que él le estaba queriendo decir algo, que le estaba pidiendo ayuda. Pero... ¿matarla? No creía haber hecho nada para querer matarla.

— ¿Por qué? — se detuvo en las escaleras haciendo que Jimin también lo hiciera — Jimin, no lo entiendo, ¿por qué me pasa esto? No tengo nada que ver con tu pasado, ni siquiera te conocía antes de comenzar a ver estos sucesos.

— Tampoco lo sé — la miró y suspiró — Estoy intentado saber qué tienes tú que ver, solo que no encuentro la respuesta.

Y era la verdad. Jimin no sabía el por qué SunJi era quién veía su pasado ni tampoco cómo es que lograba hacerlo. Pero, si sabía lo que su pequeño yo estaba intentando hacer. Y tendría que detenerlo antes de que lo lograra.

Los dos salieron de la mansión y tomaron un taxi de regreso a los dormitorios.

— Estoy preocupada por tí — dijo y el pelinegro bajó la cabeza — Siento esta fuerte necesidad de abrazarte pero es tan confuso...

Sus palabras se vieron detenidas cuando los brazos de Jimin la rodearon en un fuerte abrazo. SunJi dejó descansar su cabeza en su hombro y se permitió abrazarlo también. Era muy confuso, pero de algo estaba segura, le encantaba Jimin, lo quería y nunca supo cuando comenzó todo aquello.

— Estoy bien — susurró — Estoy aquí a tu lado y estoy bien. No tienes que preocuparte SunJi.

— Pero... — se separó para mirarlo — No siento que estés bien, te vi llorando, ¿por qué llorabas? Si necesitas a alguien con quién hablar, estoy aquí.

Jimin sonrió.

— Lo sé — alzó su mano para acariciar su mejilla — Sólo tuve un día pesado, me hizo recordar mi pasado y las lágrimas salieron solas.

— ¿Eso es todo? — asintió — Bien...

En la entrada se encontraron a SeokJin quién no se veía muy feliz de verlos juntos. El menor tomó la mano de la chica y la puso a su lado, luego miró a Jimin.

— No quiero volver a verte cerca de SunJi — comenzó a hablar de la nada — ¿Me escuchas bien? No te vuelvas a parar frente a nosotros otra vez.

Jimin apretó sus manos intentando buscar la calma.

— ¿Por qué? — quiso sonar lo más tranquilo posible.

— Jin, ¿qué es lo que pasa? — SunJi lo miró.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Jin se comportaba de esa manera?

— Es un asesino.

(...)

“Con la luz del Sol en un día perfecto mientras mi mundo se derrumba”

Corea del Sur, Seúl: año 2009-12-30.

— Jimin, hoy es mi cumpleaños — Tae se paró detrás de la puerta de su primo — La abuela me ha dado un regalo, quiero compartirlo contigo.

Miró la pequeña caja en sus manos. Era su único regalo de cumpleaños pero quería de verdad compartirlo con Jimin y verlo sonreír. Esperaba poder ver la verdadera sonrisa del mayor, ya no quería ver esa sonrisa falsa.

— Jimin — volvió a llamar luego de varios minutos.

Sus ojos se cristalizaron al no recibir respuesta. Aunque pasaran los días el pelinegro no cambiaba su forma de ser, no paraba de hacerle bromas de mal gusto ni de burlarse de él. Aveces podía escucharlo llorar mientras caminaba por los pasillos. Pero Tae quería ayudarlo, era su primo y lo quería.

Se dio la vuelta y abrió las cortinas, a Jimin no le gustaba la luz pero a él sí.

Volvió a su habitación y dejó su regalo sobre la cama, se cambió de ropa y se acostó. Suspiró, ¿cómo puedo hacer que sonría? Recordó a Jimin de pequeño y sonrió, aun puede volver a ser él. Estoy seguro.

TaeHyung se quedó dormido, la noche era tranquila. No se escuchaba ningún ruido hasta que sintió el sonido de las cortinas de pasillo ondeando. Tal vez alguien había abierto las ventanas.

Se levantó y abrió la puerta de su habitación y sus ojos se abrieron mucho de la impresión.

Fuego, el pasillo se estaba incendiando justo frente a la puerta de Jimin.

— ¡Jimin! — gritó y fue corriendo a abrir la puerta.

Se encontró con el pelinegro sobre su cama dormido sin saber que pasaba.

— ¡Jimin! ¡Tenemos que irnos!

Jimin abrió sus ojos y miró al castaño y luego la puerta.

— ¿Qué pasa? — miró las llamas devorar las cortinas.

— ¡Fuego! — volvió a gritar y tomó su mano para salir de la habitación.

Ambos chicos salieron por la puerta pero el fuego se había extendido.

— No hay salida — murmuró TaeHyung mirando hacia todos lados hasta que encontró un modo de salir — ¡Vamos!

— ¡No! — Jimin se soltó de su agarre — No me iré de aquí, es mi hogar.

— ¡Jimin! — el castaño estaba asustado. Sólo quería salir de ahí sano y salvo junto a su primo — ¡Jimin tenemos que irnos!

— Vete tú — lo empujó.

El cuerpo de Tae cayó sobre las llamas comenzado a quemar su ropa, sus gritos se escucharon desgarradores cuando alcanzó la piel de su brazo mientras Jimin solo lo veía.

Pronto llegaron personas y los ayudaron. Sacaron a los dos chicos de allí.

TaeHyung fue llevado a urgencias para curar las quemaduras.

Jimin fue llevado al funeral de su abuela.

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora