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Las manos de la chica temblaron, temió por la vida de su amigo

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Las manos de la chica temblaron, temió por la vida de su amigo. Temió por la de ella, no podía dejar de preguntarse, ¿quién era Jimin? Tenía tantas caras, tantas incoherencias en su historia que su mente no podía dar con su verdad. Una parte de ella quería creer que el pelinegro solo estaba perdido, que necesitaba ayuda y que en el fondo era buena persona. Pero frente a ella, con esa sonrisa que heló su piel. Jimin le demostró, que dentro de él no quedaba nada bueno, que era tan frío y seco que nunca llegaría a amar a alguien. Ni a ella, ni a nadie.

— ¿Qué están haciendo? — preguntó con el corazón roto. Había sido engañada y el dolor era doble porque de verdad quería a Jimin, en poco tiempo el pelinegro había logrado entrar en su corazón — ¿Por qué Jimin? ¿Qué te hicimos?

— Tú nada — contestó y la miró a los ojos — La verdad, nunca quise meterme con ninguno de ellos. Para mi SeokJin y NamJoon no existían, mi única meta eras tú, SunJi. Solo te quería a ti, pero esa investigación, la curiosidad de tu mejor amigo aumentaba cada vez más. Tú comenzando a ver mi pasado, Jin amenazándome frente a ti. La llegada de TaeHyung...

El mayor apretó sus puños. Todo se había vuelto un caos, y pensar que él solo volvió por amor.

— Yo vine por ti, porque quería conocerte y hacerte mía — una vez más se acercó a ella y notó como retrocedía a cada paso que se acercaba — Pero todo volvió a mi como una ráfaga de viento, supongo que como dicen. El pasado no se puede ocultar por mucho tiempo...

— Si no viniste aquí a hacerle daño a nadie, ¿por qué tienes a Jin? — preguntó — ¿Por qué me encerrarste?

— Todo cambió — dijo y tomó su mano — Ustedes saben lo que hice, ustedes pueden acabar con todo lo que tengo y eso SunJi, no lo voy a permitir.

El pelinegro abrió la puerta y salió de la habitación llevando consigo a la chica. Ella no puso resistencia, sabía que si hacía algo SeokJin iba a pagar las consecuencias. Además de qué, no sabía si también podían hacerle algo a NamJoon. Así que simplemente hizo todo lo que Jimin quería.

— Ya lo entiendo todo... — miró por el retrovisor.

Jimin la observó esperando a que terminara su frase, ¿a qué se refería?

— Ahora entiendo lo que quería decirme, lo que intentaba mostrarme — se refería a aquel pequeño niño que durante todo ese tiempo intentó advertirle de en quién se había convertido — Supongo que tu yo pequeño quería una oportunidad, quería poder salvar su alma. Volver a ser quién era... — lo miró con lágrimas en los ojos — Creo que aun puedes ser aquel niño, tal vez no todo está perdido.

— Nunca volveré a ser ese niño — apretó el timón con sus manos — Nunca volveré a ser débil, porque los débiles son maltratados. Aprende algo SunJi, si no eres el bueno. Eres el malo y creeme, a los malos nadie les hiere.

La chica negó. Recordó cuando el pequeño le había dicho “Cuidado conmigo” Él claramente se refería al Jimin sentado a su lado. Ese que se negaba a escuchar. Pero ella no se detendría, haría hasta lo imposible para que el pelinegro entrara en razón. Se estaba aferrando a la idea que quería su corazón, la idea de que aun quedaba algo bueno en él.

El chico detuvo el auto frente a la mansión, se bajó y abrió la puerta del copiloto tomando la mano de la castaña haciéndola salir.

— Tenemos a Jin, lo único que necesito es que lo convenzas de olvidar todo lo que pasó. Todo lo que sabe, si se calla podrá vivir.

Ella asintió y ambos entraron a la mansión. SeokJin se encontraba en una silla atado de piernas y manos.

— Jin — se acercó a él y lo observó. Por suerte parecía estar bien.

— SunJi, ¿que haces aquí? — él se asustó y miró a Jimin — ¿También la vas a matar? ¡Hijo de puta!

Jimin frunció el ceño.

— Joder, ¿por qué gritas? No soy sordo — se acercó y lo miró a los ojos — La traje para que te salvara, supongo que a ella le harás caso.

— Vete a la puta mierda — Jin lo miró muy serio — Irás a la cárcel, me encargaré de eso. Te lo juro.

Todo quedó en absoluto silencio luego de que el chico pronunciara esas palabras. La sangre de Jimin hirvió y deseó matarlo lento y dolorosamente. Odiaba a SeokJin por muchas razones y le encantaría verlo muerto a sus pies, pero no lo haría. No frente a SunJi, al dejarlo vivo se estaba ganado su confianza y eso era lo único que le importaba.

— Los dejaremos hablar solos.

Dijo y salió de allí seguido de TaeHyung. Los primos llegaron hasta la salida y se detuvieron a esperar.

— ¿Por qué no lo has matado? — preguntó el menor — ¿Crees que SunJi olvidará todo lo que has hecho y te aceptará? Eres un asesino Jimin, debes seguir siéndolo. Ya la has perdido.

El mayor tragó en seco y cerró sus ojos.

— Cállate.

— No te creerá, no te ama — siguió hablando — Porque lo ama a él, solo te utiliza para olvidarlo.

— ¡Cierra la boca! — gritó con los ojos cristalizados y la furia comiéndoselo por dentro — Cállate TaeHyung, cállate.

— ¡Cierra la boca! — gritó con los ojos cristalizados y la furia comiéndoselo por dentro — Cállate TaeHyung, cállate

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora