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"Cayendo como cenizas al suelo, esperando que mis sentimientos se ahoguen"

Corea del Sur, Seúl: año 2019.

- Oye SunJi, ¿qué sucede?

- Nada - se giró con una sonrisa hacia su amigo - Solo estaba observando, es muy grande. Apuesto a que ahí vivió alguien muy rico.

La castaña le dió una última mirada a la mansión. Le encantaba ese lugar y no sabía la razón, pero había algo que le gustaba demasiado. Tal vez era por todo lo que había escuchado, algunos decían que estaba embrujada y otros solo se quejaban de que debían demolerla.

Dejó su cámara colgada en su cuello y caminó hasta la calle para llegar al auto y entrar. A SunJi le encantaba tomar fotos, nunca la verías sin su cámara. Era una chica alegre, no tenía muchos amigos pero los que tenía eran bastante buenos y apegados con ella y uno de ellos era Kim NamJoon, su mejor amigo y aliado.

- Y yo apuesto a que si entramos nos cae arriba - dijo él con su típica mirada de: "te lo dije"

Los dos estaban investigando para un trabajo de la escuela, podía ser de cualquier tema que escogieran, era en pareja así qué: ¿qué mejor que ellos dos que eran mejores amigos desde que recordaban? Además, NamJoon era conocido como el mejor de la escuela, nadie lo entendía. Pero el chico poseía una inteligencia demasiado grande para él y no era por nada, solo qué aveces asustaba a sus propios padres cuando les hablaba de un tema súper difícil como si fuera aquello lo más fácil del mundo y para rematar, daba unos discursos de muerte.

SunJi a diferencia, no era tan inteligente como él, pero era alguien muy capaz. Así que eran el mejor equipo y querían entregar el mejor informe.

Decidieron investigar acerca de las familias que en el dos mil todavía eran dueños de grandes riquezas y mansiones como la que tenia en frente.

Todo iba perfecto hasta que un hombre les impidió la entrada a la residencia de los Park.

- Debe de estar de broma - bufó ella - Ni que la mansión fuera de él ni hubiera un tesoro allí dentro. Esto no es de nadie, y tampoco es propiedad privada.

Su amigo siguió mirando los papeles que tenía en mano, eso que ella decía no era tan cierto.

- Me hubieras dejado hablar a mi y ya estaríamos dentro - canturreó orgulloso y se burló haciendo que la chica lo mirara molesta - No es mi culpa que no sepas convencer.

- Ay sí - alzó sus manos - ¿Y tu lo habrías hecho mejor? No me digas ¿Qué mierda rara te ibas inventar para convencerlo?

- ¿Qué te apuestas a que logro que nos deje entrar?

- ¿Qué apuestas a que no? - alzó sus cejas.

- Vale, tu lo pediste. Voy a entrar en acción, quedate aquí y observa al Rey - el pelirubio se bajó del auto, aunque su cabello estaba más blanco que rubio, pero bueno.