La soledad del caballo y el lobo

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Desde el día que vio por primera vez el rostro de su hijo, Thor se volvió el hombre más feliz de los nueve reinos, amaba tanto a su heredero que no existía nada que el pequeño príncipe no obtuviera con solo llorar. Si algo disgustaba al rey de Asgard era ver a su primogénito con el rostro lloroso o con la tristeza pintada en la faz.

Era por eso mismo que a muy temprana edad el menor demostró su inteligencia, pronto comprendió que bastaba con dar un fuerte berrido para que su padre pusiera al reino de cabeza con tal de verlo sonreír.

El príncipe Sleipnir resultó ser un niño de temperamento fuerte y voluntarioso, en ocasiones sus berrinches y caprichos lograban hacer que sus abuelos recordarán al príncipe Loki. Su abuela estaba sorprendida por la astucia del menor, tan joven y a ella le recordaba a su pequeño Loki.

La repentina desaparición de Loki resultaba un misterio para todos, esto solía poner triste a su madre que era quien más afinidad tenia con él.

Thor solía preguntarse dónde podría estar su hermano, lamentaba el hecho de que no estuviera a su lado para conocer a su sobrino y compartir la enorme dicha de la que ahora gozaba. En su corazón conocía la verdad, se culpaba por haberse enamorado insanamente de su hermano, de haberlo convertido en su amante. Durante varios siglos solo fueron ellos dos.

Solía recordar aquellos tiempos donde lo sostenía en sus brazos con delicadeza, evocaba aquella fragancia que se desprendía del cuerpo del pelinegro después de hacer el amor, si cerraba sus ojos podía escuchar esa voz pronunciando su nombre con amor.

Extrañaba esos tiempos en que su vida giraba entorno a Loki.

Tras conocer a Jane las cosas cambiaron, se vio atraído por la forma de ser de la mujer que ahora era su amada esposa y madre su primogénito, no tenia queja alguna de ella. Jane era una mujer que se dedicaba en cuerpo y alma a él, así como a su pequeño hijo Sleip, como solía llamarlo de cariño.

Sin dudar Thor pensaba que era el hombre más afortunado de tenerla en su vida, si bien su hermano fue el gran amor de su vida en el pasado, ahora Jane ocupaba ese lugar.

Thor adoraba verla cuando ella no lo notaba, se deleitaba con aquella mirada que la castaña dedicaba a su hijo, en ella se reflejaba un profundo amor maternal,en definitiva Sleip era el niño más amado por sus padres y por sus abuelos.

El pequeño príncipe acababa de cumplir dos años, sorprende su agilidad mental y su habilidad para hablar tan claramente, quien lo veía se sorprendía por como aquel niño mostraba ser muy listo para su edad.

Definitivamente a Thor le recordaba a su hermano ya que el no se consideraba tan astuto como Loki.

Lo cierto era que también aquel príncipe tenia un lado extraño, resultaba un misterio para sus padres como sus estados de ánimo cambiaban de un momento a otro. En algunas ocasiones estaba sentado jugando con sus juguetes favoritos riendo contento y en un segundo se soltaba llorando, de estar tranquilo pasaba aun estado de angustia, o explotaba en una rabieta.

En ciertas ocasiones se quejó de malestar o dolor en alguna extremidad que tras ser revisada se determinaba que no tenia nada. Mas de una vez se le veia recluirse en los viejos libros de su tío Loki, el infante le pidió a su abuela que le enseñara a leer y ella con gusto asi lo hacia.

La conducta atípica de Sleip llamaba la atención de propios y extraños, pero, al no tener una explicación lógica determinaron que el pequeño príncipe estaba sobre mimado por todos y gustaba de llamar la atención. Así que trataron de no dar mucha importancia al asunto.

Después de todo suponían era una etapa.

—¿Que miras pequeño mío?— Preguntó Jane a su pequeño hijo de dos años, parecía ido viendo el cielo a través de la ventana.

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