Una mujer especial

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La primera vez que el corazón de Bucky latió con el deseo de amar a una persona y proteger, fue cuando aquel hombre que poseía un hermoso par de esmeraldas lo vio con aquel dolor e incertidumbre porque sería de él y aquel diminuto ser que nació, fue la primer ocasión en que Bucky quiso proteger a una persona con tal intensidad que no lo supo hasta que se encontró perdidamente enamorado.

Descubrir las diferentes facetas que poseía ese hombre de negra cabellera le resultó una maravillosa aventura donde él era el protagonista, en verdad no habría imaginado como la pasión envolvía las acciones que Loki llevaba a cabo, se asombró de ver cómo se volvía un padre protector para su pequeño, y como se desenvolvió como un apasionado amante, exigente y amoroso.

Sin duda Loki y su pequeño hijo se volvieron parte importante de su vida.

La segunda vez en que su corazón latió con la misma intensidad y se enamoró por segunda ocasión, fue cuando conoció a la mujer que se volvería su razón de vivir... Nunca imaginó que sería capaz de amar a una mujer con la misma o incluso más pasión que amaba a Loki.

Ella tenia unas preciosas esmeraldas que te robaban el aliento, su cabellera era del mismo tono que la de Loki, el corazón de Bucky se derrite en cuanto la tuvo en sus brazos, las lágrimas resbalaban por sus mejillas y juro que la amaría por el resto de su vida.

— ¿Es real? ¿En verdad ella es nuestra hija? ¡Dios! Es perfecta Loki... Es la bebita mas perfecta que pueda existir ¡Tiene tus ojos y tu cabello!— exclamó sosteniendo a la recién nacida mientras Loki lo observaba agotado desde la cama donde ahora descansaba.

— Lo es, ella es nuestra hija— sonrió el pelinegro que miraba con ternura como aquel hombre estaba embobado con la pequeña— Es idéntica a ti

Bucky seguía contemplando a la bebé que dormía entre sus brazos, tan pequeña y regordeta de mejillas sonrojadas. Recordó el caos que pasaron una vez que el momento llegó, el ir y venir, su nerviosismo, al pequeño Fenrir con su carita llena de angustia al ver el dolor por el que su progenitor pasaba.

Nuevamente Loki dio a luz en casa, era menos complicado de explicar el porqué sus partes íntimas eran de mujer mientras era un hombre trayendo vida, Strange fue quien dirigió aquel nacimiento, si bien mantenía sus reservas con Loki era consciente de que en el tiempo que llevaba viviendo en la tierra su conducta era buena.

Steve y Tony estuvieron a su lado, fue la pareja de su mejor amigo quien se hizo cargo de Fenrir quien pronto olvidó sus temores infantiles mientras jugaba con los inventos de su tío y el pequeño Peter quien a sus casi dos años era muy travieso.

Una vez que nació la niña Strange la evaluó y la entregó al soldado del invierno, después de asegurarse todo estaba en orden abandonó la habitación dejando a la pareja disfrutar de ese momento.

Su mejor amigo y Tony también le dieron su espacio, sabían que ahora mismo los dos vivían un momento único conociendo al ser que ambos crearon, lo mismo hizo Bucky el día que ellos tuvieron al pequeño Peter, así que entendían que estar solos era algo realmente necesario pues ver el milagro de la vida misma hecho realidad en un diminuto ser que compartía la sangre de ambos concierne solamente a la pareja, ya cuando estuvieran listos para compartir ese mágico momento estarían ahí para celebrar a su lado.

— Cariño ¿puedo sostener a nuestra hija?— preguntó Loki dándole una sonrisa— Deseo revisar a la bebé, no es que no confíe en el criterio de Strange pero debo contar que todos sus dedos estén completos— extendió los brazos al hombre que se acercaba a la cama con la bebé.

Bucky se sentó a su lado dejando entre los dos a la pequeña que continuaba durmiendo, los labios ligeramente separados y su respiración acompasada, parecía una bella muñeca de porcelana que combinaba los mejores rasgos de la pareja.

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