La diferencia de los gemelos

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Los gemelos se observaban en silencio, ninguno lo decía, pero sus despiertos ojos estaban escrutando cada facción del contrario.

Ciertamente la curiosidad los envolvía. Los confunde el hecho de ver a alguien tan idéntico y que no esté tras un espejo imitando sus movimientos, no, aquel desconocido ante sus ojos poseía movimiento y voluntad propia. Incluso su voz era prácticamente idéntica, lo único que los diferenciaba era ese ligero acento que tenían. Lo atribuyeron a que no parecían vivir en el mismo sitio.

Fue Fenrir el primero en romper aquel nuevo silencio entre ellos.

— ¿Dijiste en tu reino? — preguntó dejando asomar la curiosidad en sus brillantes ojos azules.

—Sí, eso he dicho. ¿No sabías que soy un príncipe?

—Apenas te conozco ¿Cómo sabría esas cosas? Duh. —refuto el pelinegro, haciendo un gesto muy parecido al de su tío Stark cuando algo le parecía por demás obvio.

—Pues deberías saber que mi padre es el futuro Rey de Asgard. —En la cara del menor se apreció el orgullo que lo embargaba.

— ¿Asgard? —repitió el nombre intentando recordar en qué continente se hallaba.

—¿No conoces Asgard? — por primera vez dejó ver un rostro naturalmente sorprendido. — No puedo creer que existan midgardianos que no conocen nuestro reino. Mi madre venía de Midgar, así que pensé todos sabían.

Fenrir se sintió como un gran bobo, él sabía que para sus casi cinco años era un niño con una mente privilegiada, mientras otros a su edad apenas podían colorear sin salirse de la raya, él ya resolvía problemas matemáticos, o cuando los de su edad apenas podían leer su nombre, él se devoraba libros. Gran parte de su conocimiento lo obtenía de su progenitor y su tío Stark. Ellos no se cansaban de estimular su inteligencia, es por eso que ahora se sentía tan tonto.

Inconscientemente mordió su labio inferior, se devanaba los sesos intentando recordar algo sobre alguna ciudad llamada Asgard.

«¿Es posible que mi papi no conozca ese lugar? Aunque el tío Tony es uno de los hombres más brillantes del planeta ¿Cómo podría no saberlo? ¿Acaso está diciendo mentiras ese chico?»

Fenrir noto un hormigueo en su estómago, algo en su interior le gritaba que aquel extraño no mentía, pero no era lógico que su papá no le hablara de algún reino llamado Asgard.

—¿De verdad no lo conoces? Vaya que los midgardianos son unos ignorantes...—

Hace una pausa para apresurarse a corregirse— Bueno, mi mamá no era ignorante porque ella sí conocía nuestro reino, ella viajó hasta Asgard para casarse con mi papi.

—¡No soy un ignorante! ¿Y porque nos dices midgardianos? — exclamó ofendido Fenrir, era la primera vez que alguien lo ridiculizaba y descubrió que eso no le gustaba.

Sleipnir rodó los ojos con fastidio, no se sentía de humor para explicar a ese niño sobre su reino. Recordó que de momento seguía molesto con su padre por haber sido cruel con su madre, también le dolía que lo llevara a un planeta extraño. Aunque debía admitir que aquel niño le hacía sentir extraño, como si lo conociera.

Sin saber porque podía asegurar que sentía la confusión, frustración y curiosidad del otro.

—Mi reino no es de este planeta, es uno de los nueve mundos y tú vives en Midgar, el reino de los humanos. No te enojes, supongo es normal que los humanos no lo sepan todo.

—Supongamos que te creo que existe un planeta llamado así... ¿Entonces las personas de allá son como nuestros dobles?

—¿Qué? ¡Claro que no! ¿Cómo podríamos?

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