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De vuelta a la rutina, la pelirrosa se encontraba en su oficina llamando a algunas personas y anotando en su libreta. Tenía que reservar salones de fiestas y anotar las fechas disponibles para después llamar a sus clientas para saber qué es lo que piensan.
En estos momentos se encontraba organizando cinco bodas sin contar la de Ino, quien aún no ha decidido la fecha. Sin embargo, era sincera consigo mismo y sabía que era un trabajo estresante, por lo que estaba considerando contratar otro asistente. La pobre Shizune a veces tenía que ocuparse de situaciones difíciles sin nada de ayuda, tal vez era momento de ascenderla a su mano derecha para que ella por fin pueda organizar sus propias bodas.
Hablando de la morena, esta acababa de entrar a su oficina entregándole los recados que tenía pendientes, siempre indicándole cuales eran los más urgentes y cuales podían esperar, además de un café directo de su cafetería favorita. Sí, definitivamente ella tendría un ascenso.

-Lamento interrumpirte Sakura, pero el señor Uzumaki quiere verte ahora mismo.-

Su mano se detuvo repentinamente y tuvo que indicarle a la otra persona en la línea que esperara. Naruto no debería de estar aquí, es con su prometida con la que tiene que trabajar, por lo regular los prometidos masculinos no suelen participar en la organización de su propia boda ¿Por qué Naruto insiste tanto en hablar con ella?

-Dile que estoy ocupada y que lo llamo luego.-

-Me temo que eso no va a ser posible.-

-¿Por qué?-

-Porque está aquí, esperándote.-

Genial, esto no podría empeorar, pensó ella. Aún no se olvidaba de su pequeña discusión en la fiesta de Temari y el bochornoso momento que pasó cuando Sasuke lo llevó a su apartamento. De alguna u otra forma él siempre encontraba la manera de hacerla salirse de sus casillas, tendría que reunir toda su fuerza de voluntad posible para lidiar con él.

-Está bien, dile que pase.-

Shizune salió en seguida de su oficina y Sakura se preparó mentalmente para la llegada del rubio. Cuando lo vio entrar, algo en su expresión le hizo preguntarse qué es lo que estaba sucediendo. Normalmente él siempre estaba con una sonrisa e iluminaba todo a su alrededor, está vez estaba demasiado serio e indescifrable para reconocerlo.

-Naruto... ¿Qué se te ofrece?-

-Eh venido aquí a hacerte una propuesta.-

-¿Propuesta? ¿Qué pretendes?-

-Necesito que me ayudes a aparentar que Hinata y yo estamos enamorados.-

¡Ja! Te tengo.

-¿Por qué presiento que esto no te sorprende?.- Comentó él.

-Era muy notorio que solo uno de ustedes dos estaba emocionado por la boda. Y a todo esto ¿Por qué quieres aparentar un amor que claramente no sientes?- Dijo quitándole importancia.

-Verás, pedir la mano de Hinata no fue un proceso fácil. Su padre no la deja salir de casa ni siquiera a tomar aire, es por eso que no me acompañó a la fiesta de Shikamaru y ahora con el asunto de la boda el viejo a comenzado a sospechar sobre mis verdaderas intenciones y ha mandado a alguien que me sigue a todos lados y me espía. Por esa razón te necesito, la planeacion de la boda será la excusa perfecta para pasar más tiempo con ella y darle algo de qué hablar a mi acosador.-

-¿Sabes que lo que estás diciendo es totalmente ridículo? Si no la amas no puedes pretender ante todos y si su padre sospecha de ti es por algo y le doy toda la razón así que puedes retirarte, tengo trabajo que hacer.-

-Por favor, haré lo que sea, te pagaré mucho más.- Suplicó.

-¿Crees que lo único que me interesa es el dinero? Yo hago esto por gusto propio, no necesito tu dinero, ahora si me disculpas...-

La planeadora de bodas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora