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Campanas de boda suenan por todo el lugar, el confeti y el arroz caen como lluvia y las palomas vuelan a la salida de los novios de la capilla. Hasta ahora todo ha ido de acuerdo a lo planeado, solo falta llegar a la recepción donde se celebrará la boda.

La recepción es en un club campestre, donde los árboles están decorados con luces blancas que iluminan el jardín. En el pequeño lago hay cisnes traídos desde una reserva y en el puente cuelgan listones blancos rodeados de luces que esperan la llegada de los novios.

En el centro del jardín hay un pabellón rodeado de pequeñas luces y telas blancas con adornos florales colgando de los postes y es rodeado por mesas también vestidas de blanco con una pecera y un pez exótico dispuestos como centros de mesa.

Esculturas de hielo gigantes adornan los alrededores y Sakura pidió que los arbustos fueran podados en forma de corazones con los nombres de los novios escritos con pequeñas flores.

El arpa comienza a tocar cuando los novios cruzan el puente y los presentes empiezan a aplaudir para después tomar asiento.

-Sakura, te necesitan en la cocina.- Dijo Shizune. Sakura se había partido la espalda para conseguir las exigencias de la novia y lo que menos esperaba es que algo saliera mal en su día especial.

-¿Qué sucede señor Ichiraku?- Preguntó en cuanto entró a la cocina.

-No hay personal suficiente y necesito servir la comida ya.- Los meseros. Sakura les había dicho específicamente que necesitaba meseros suficientes para ciento cincuenta invitados y solo le enviaron un puñado de los más inexpertos. ¿Qué acaso no sabían que esta era una boda especial?

-Yo me encargo. Shizune, acompáñame.- Ambas se dirigieron a los alrededores del club, encontrándose con personas jugando golf y paseando, Sakura se interesaba más en el personal del club, que era el que solía tener más experiencia en tratar personas.

-Oye tu, te tengo una oferta, necesito que me ayudes a servir los platos en una boda que se está realizando al otro lado del club, te pagare bien.- Le dijo a un jardinero.

-Lo siento, pero si mis jefes se enteran que deje mi puesto me mataran.-

-Estamos hablando de la boda de Mei Terumi, la vicepresidenta, te pagará muy bien y además te puede contratar como su jardinero.-

Después de pensarlo un poco, el jardinero acepto y Shizune le dio un uniforme rápido y a si, las dos mujeres reclutaron a casi todo el personal para ayudarles a servir la comida.

-Sakura, las esculturas de hielo se están derritiendo.- Volvió a decir Shizune.

Oh no, esas esculturas se las había pedido especialmente para la sesión de fotos que irían en el álbum y si en dichas fotos las esculturas eran un charco de agua no se lo perdonaría.

-Trae unos enfriadores de la cocina, yo iré por el aire acondicionado.-

Las esculturas dejaron de derretirse pero comenzó a hacer un poco de frío en el lugar.

-Sakura, los músicos están atorados en el tráfico y dicen que no podrán llegar a tiempo.- Lo que le faltaba, más imprevistos. Piensa Sakura, se dijo a si misma, que otro grupo musical está disponible un sábado en la noche. La solución la iluminó después de un momento, pidió su coche al valet parking y condujo hasta la siguiente cuadra donde un grupo de músicos callejeros siempre tocaba.

-Hola, necesito que hagan una cosa por mi, les pagaré bien.-

Sakura miraba maravillada el vals de los novios, de todas las bodas que había organizado, este era sin duda su momento favorito. La forma en como se miraban los novios y como sus corazones latian al compás de la música, mientras bailan parece que no hay nadie en el mundo, solo dos personas amandose.

La boda término y fue momento de hacer el inventario final, despidió a cada uno de los trabajadores que accedieron a ayudarla pagandoles lo correspondiente y agradeciendoles por su servicio.

-Señorita Sakura, ya terminamos nuestro servicio.- Dijo uno de los meseros que había contratado al principio.

-Estoy muy enojada con ustedes y díganle a su jefe que nunca los voy a volver a contratar por haberme hecho esto.- Dicho esto, los meseros se retiraron muy apenados por las fuertes palabras de la pelirosa.

-Sakura, mi querida Sakura, te adoro.- Decía Mei un poco ebria.

-No hay de que, las bodas son mi especialidad.-

-Todo quedó de maravilla, la decoración, la comida, la música, fue como lo había imaginado.-

Aún no se podía creer como esa mujer pudo conseguirse un marido tan joven, es decir, tenía buen cuerpo y todo, pero era un poco mayor y algunos decían que estaba desesperada por casarse ya que no quería ser una solterona.

-Me alegro por ti, disfruta de tu luna de miel.- Mei le dio un abrazo pero después de segundos su esposo la tomó del brazo para llevársela.

-Gracias.-Fue todo lo que Chohuro dijo.

-Sakura, es hora de irnos.- Era Shizune que ya había tomado su abrigo.

Llegó a su apartamento con el peinado deshecho y con el vestido sucio, así eran todas sus noches, llego a su recámara donde su novio la estaba esperando y se recostó a su lado.

-¿Cómo estuvo tu noche?-

-Estresante, fue una boda difícil, pero valio la pena.-

-Para ti todas las bodas valen la pena.-

-Es un momento único que une a las personas, ya me imagino como sera cuando sea nuestra boda.-

-No nos apresuremos mucho, aún tenemos tiempo, además se me ocurre algo divertido que podemos hacer ahora.-

Sasuke la beso apasionadamente y término de deshacerle el ya alborotado peinado para dejar su cabello rosa suelto. Sakura se sentó sobre él y se quitó el vestido quedando solo con su ropa interior.

Si, definitivamente así eran todas sus noches.
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Espero que hayan disfrutado de este primer capítulo, es el segundo fanfic que publico así que les agradecería de todo corazón que me apoyaran.

La planeadora de bodas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora