Así que el fin de semana siguiente, Destiny intentaba encontrar a Dumbledore, pero cada vez que intentaba ir a verlo a su despacho, era nulo, por lo que Destiny acompañaba a sus amigos para ir a Hogsmeade, ella no se encontraba en esa lista, los alumnos de sexto que cumplían diecisiete años antes del examen, que tendría lugar al cabo de dos semanas, irían a clases de apoyo. Destiny sintió celos cuando los vio prepararse para partir; echaba de menos las excursiones a Hogsmeade, y además era un día de primavera particularmente bonito, uno de los primeros con un cielo despejado tras los meses invernales, también era una buena excusa para echarse un huida.
—Sería mejor que fueras al despacho de Slughorn y trataras de sonsacarle ese recuerdo —refunfuñó Destiny en el vestíbulo cuando Harry les confió su plan.
—¡Ya lo he intentado! —se defendió Harry, molesto.
Y era verdad: se había quedado rezagado después de todas las clases de Pociones de esa semana con el propósito de abordar a Slughorn, pero éste siempre se marchaba precipitadamente de la mazmorra. En dos ocasiones había llamado a la puerta del despacho, pero el profesor no le abrió, a pesar de que la segunda vez Harry creyó oír un viejo gramófono que alguien se apresuró a apagar.
—No quiere hablar conmigo, Des. Sabe que quiero pillarlo otra vez a solas y no lo va a permitir.
—Pues deberías seguir intentándolo, ¿no crees?
La corta fila de estudiantes que esperaban para pasar ante Filch, que estaba realizando su habitual control con el sensor de ocultamiento, avanzó unos pasos. Les desearon suerte a sus dos amigos.
—¿Y me acompañas a la Sala de los Menesteres? —le preguntó Harry a Destiny que se veía pensativa.
—No —responde con sequedad—, estoy acosando a la profesora McGonagall para que me de un permiso.
—¿Y crees que te lo vaya a dar? —preguntó, Destiny le dedicaba una sonrisa llena de superioridad.
—Por eso dije que la estoy acosando —responde orgullosa de sí misma—, no tengo tiempo que perder, nos vemos, Harry Cuac.
Vio a su amiga marcharse hacia la sala de los profesores, y subió por la escalinata de mármol, decidido a emplear un par de horas en la Sala de los Menesteres, a pesar de lo que opinase Destiny, que creía siempre hacer las cosas bien.
Se dio la vuelta con brusquedad y echó a andar por el pasillo, dejándolo plantado. Un minuto después, Harry se puso otra vez la capa invisible y volvió a intentar entrar en la Sala de los Menesteres, pero cada vez con menos convicción.
Destiny insistía con gravedad, amenazando con que destruiría todo el colegio sino le daba algun permiso, la profesora McGonagall, le castigo por decima vez, al igual que le bajaba puntos a la casa, por su insistencia.
—Es que... ¿Por qué es asi? —preguntaba exasperada—. Estoy segura que usted tiene familia, y si fuese secuestrad, intentaría ir a rescatarlos, ¿no es asi?
—No te lo niego, pero Des, hay varios compañeros tuyos que pasan lo mismo, y no están aquí insistiendo por un permiso —le explicaba con suma paciencia a la chica que tenia enfrente.
—No todos tienen mis habilidades —replicaba cruzándose de brazos enfrente de McGonagall.
Al final, decidió no seguir discutiendo, tendría otro castigo, y no deseaba tener más o restar puntos a su casa, por lo que abandonaba la plática y se iba a reunir con sus amigos, cuando vio a Tonks un cuanto cabizbaja.
—Tonks —saludaba Destiny con un poco de ánimos.
—Hola, Des —correspondía el saludo—. ¿Cómo va todo?
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Destiny y el Principe Mestizo [DEH #6]
FantasyCon dieciséis años cumplidos, Destiny, es una de las más poderosas jóvenes magas en existencia, una de las pocas que ha podido hacerle frente a Voldemort, la más joven en la Orden del Fénix y en el mundo profesional del Quidditch; y esperando por pa...