Con la misma vestimenta de las pruebas, le colocaban una armadura, que era bastante pesada, aunque tal vez y preferiría no tenerla, le era un cuanto difícil flexionar sus brazos, pero los armadores estaban seguros que la ayudaría a mantenerse a salvo, por mucho que desistía.
—Des —llegaron ambos hermanos preocupados por la chica, que buscaba la manera de hacer la armadura más cómoda.
—¿Cómo no pensaron en eso? —Les preguntaba llena de emoción—. Solo tengo que dejar que me gane, y podre marcharme de aquí.
—No entiendes...
—Sí, no debo parecer que me rindo tan fácil, peleare con ella durante unos minutos y luego me rendiré —le interrumpía vibrante de emoción por zafarse de ese embrollo, y soltándoles un beso volado tomó la espada que Miklaus le había dado—. Nos vemos en la soltería, excepto tú, Zanders, tú serás novio de Lulah.
Sacándole la lengua, se marchó hacia la pista de duelo, que estaba llena de agua, al parecer era para hacer más interesante la victoria, y que la sangre fuese más fácil de limpiar, pero observo que por donde pasaba era la parte alta, y al fondo se encontraban huesos apilados de dragón, sin darle gracia alguna, camino hasta donde la mastodonte se encontraba.
Solo es dar una buena función, y dejar que me dé un golpe, muy fácil, no puedo creer que no se les haya ocurrido.
—Las combatientes están en posición —se escuchó la potente voz del señor Pendragon—. Inicien.
Le hubiera sido fácil esquivar ese primer golpe, aunque la armadura se lo dejaba imposible, tendría que aguantar unos minutos antes de rendirse; colocando en defensa la espada encima de su pecho, forcejeaba contra la lanza, que de repente le crecía un poco dirigido a sus ojos, está la desarmaba aterrorizada, y retrocedía.
Los puntos débiles de un dragón son los ojos, recordó su cuarto año, durante la prueba del torneo, atacaría sus ojos para debilitarla y ganarla, aunque observando su reloj, no podía retirarse aún, tenía que contener sus intentos de dejarla ciega.
La batalla seguía su curso, creía que su mejor opción sería utilizar un poco de fuego o manipular la misma agua, pero eso levantaría sospechas; salvo que la batalla no mejoraba ni un segundo, la armadura le daba más densidad a sus golpes, pero los hacia muy lentos, fáciles para la de metal esquivar, esta acertó un golpe en su espalda haciendo a la chica salir volando, parando el viaje con un poco de tierra, que impidió su movimiento, Destiny caía.
—Me rindo —dice asustada por el golpe, que le dolía en la parte baja de la espalda, pero la rubia rio ante sus palabras.
—No te puedes rendir —bufo, pateándola de las costillas, haciendo que quedara de boca arriba—, aquí pierde el que muere.
Asustada, le metió una patada baja, y lanzo un golpe de aire a su pecho haciéndola alejar; dibujando una sonrisa de decepción, se comenzó a quitar las partes de la armadura, dejándolas caer al fondo del agua.
—¿Qué haces?
—Si por mi fuera, te entregaría la mano de Zander, sin necesidad de pelear —le explicaba con pesadumbre, deshaciéndose de los guantes, y luego las botas, la parte del pecho, codos y rodillas se quedaron en su lugar—, pero no puedo morir, no aun.
Se había quitado tanto peso, que al momento de desplazarse, utilizando su caminata acuática, corrió hasta la chica, metiéndole una patada en el abdomen, aunque la rubia perdió un poco el aliento, agarro la pierna de Destiny, con la intención de hacerla volar, salvo que se lo impidió, ya que aprovechaba a que la ponía a su altura, y le pegaba un codazo con el metal en su cuello haciéndola caer.
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Destiny y el Principe Mestizo [DEH #6]
FantasyCon dieciséis años cumplidos, Destiny, es una de las más poderosas jóvenes magas en existencia, una de las pocas que ha podido hacerle frente a Voldemort, la más joven en la Orden del Fénix y en el mundo profesional del Quidditch; y esperando por pa...