Veinte

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- Y -

Por alguna razón la ciudad se ve mucho más hermosa a estas horas de la noche.
El aire fresco es agradable y las calles no están muy bien iluminadas, lo que es perfecto para mí porque entonces puedo caminar tranquilo sin tener que esconderme más de lo normal.

Todo parece tan tranquilo que siento que es uno de los mejores paseos que he dado en la vida.

- ¡Oh, por Dios! ¡Jisong tenemos que ir a ese puesto de comida! - me grita Jimin a pesar de estar a menos de un metro de distancia. Noto como mi brazo es jalado a mi derecha por el ruidoso castaño sin darme el tiempo de procesar que debo echar a correr porque al parecer Jimin está muy impaciente por ir al puesto de pinchos.

Ambos corrimos hacia el puesto esquivando a unas ancianas que se interponían en nuestro camino.

El vapor sale de la cocinilla que una mujer maneja muy concentrada dentro del carro de metal y apenas llegamos Jimin abre la boca sorprendido.

- ¡Se ven deliciosos! - dice llevando ambos puños de las manos hasta sus mejillas para apretujarlas - Esto es lo mejor de vivir en la ciudad.

- ¿Qué son? - pregunto mirando los pinchos de algo que desconozco por completo.

- Pinchos de pescado y queso, mis favoritos - responde cogiendo dos para entregarme uno - Supongo que ya los has probado. Fueron mi primera comida aquí en la ciudad.

Miro el pincho como si tuviera veneno. ¿Cómo me aseguro los ingredientes utilizados para hacer esto no son dañinos? ¿Y si sabe mal o me enfermo luego de comerlo?

No recuerdo cuándo fue la última vez que comí comida callejera. Creo que fue de niño cuando mis abuelos me llevaron una vez al parque de atracciones. Claro que son buenos recuerdos, pero eso no viene al tema ahora. Solamente ingiero comida de calidad o preparadas por chefs reconocidos, ¿qué debería hacer?

- Mmm... delicioso - saborea mi acompañante sacando otro pincho recién preparado del carrito - ¡Uh! ¡Caliente! ¡Este estaba muy caliente!

¿Cómo puede disfrutar tanto su comida si se ve y huele horrible?

- ¿No comerás? - me pregunta mientras sopla un poco de su pincho.

- Ah... claro que sí - aseguro volviendo a mirar con más detalle el mío.

O claro que no. Podría inventar la excusa de que soy terriblemente alérgico al pescado, pero muero de hambre y Jimin me está mirando con una cara a la que es imposible negarsele algo. ¿Qué tiene este niño y sus caras de perro degollado?

Doy un mordisco a mi comida esperando no escupirla en el intento, pero afortunadamente sabe bien y no pasan ni dos segundos cuando tengo deseos de darle otro bocado. Lo hago y sabe maravilloso - Mierda, esto sabe muy bien.

- ¿No lo habías probado antes? - me pregunta con la boca llena de pescado. De seguro mi cara llena de sorpresa le ha dicho algo.

Mastico antes de responder con una mentira piadosa - Ha pasado mucho tiempo desde que comí uno, ¡Están deliciosos!

- ¡¿Verdad que sí?!

- ¡Demasiado! - respondo esta vez sin darme el tiempo de tragar. Dejo el pincho vacío sobre el mesón para tomar otro y echármelo a la boca a pesar de estar hirviendo. ¡¿Cómo es que no los probé antes?!

Cinco minutos después me he comido diez pinchos de pescado y queso. Jimin ha pagado con el dinero de que recibió de su propina y yo no estoy seguro de poder seguir comiendo algo más después de esto.

EMPTY FAME | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora