CUATRO

7.3K 494 70
                                    

La lluvia se había detenido hace unos cuantos minutos pero ya estaba anocheciendo, Harry miro por la ventana todo el lodo acumulado y concluyó que nadie pasaría por su impuesta invitada.

Solo una noche más, pensó agotado, la niña, Grace, había entrado como un huracán en repetidas ocasiones a su oficina dejando todos patas arriba y cuando termina de organizar todo llegaba nuevamente tomando las cosas y siendo curiosa.

¿Era un especie de castigo para él o para Derek? No lo sabía, pero se estaba lamentando por los dos, los tantos años de tranquilidad pasarían a ser solo un recuerdo si la muchacha se quedaba mucho tiempo.

Se sentó tras su enorme escritorio encendiendo un cigarrillo dispuesto a leer uno de los contratos de las naves de alimentos para ganado y soltó un suspiro fustrado cuando la puerta se abrió nuevamente sin previo aviso.

- No deberías estar fumando en una habitación cerrada. -La muchacha comenzó a fingir dramáticas toses y camino hasta el inclinándose levemente hacia el papel que el mismo estaba intentando leer mientras que la ignoraba lo mejor que podía.- Estoy aburrida.

- Ve a jugar afuera, hay bastante lodo como para que puedas hacer figuras si te esmeras.

- Nunca he jugado con lodo.- Está murmuró ofendida arrebatando el papel de sus manos.- Anabelle dijo que eres bueno contando historias, cuéntame una.

- Estoy intentando trabajar.- Masajeo su sien recordando que no la podía tocar, que no era un chico al que podía palmear cada vez que se le diera la gana cuando lo sacaban de quicio como los hacia con sus trabajadores.- Dame eso.

- Porfavor.- Está murmuró sentándose en el borde del escritorio alzando levemente la remera que usaba como si fuera un vestido aproposito para sacarlo de quicio.- Juro que si lo haces no te molestaré hasta mañana.

- Mierda.- Este dejó caer la cabeza hacia atrás asintiendo mientras que movía levemente la silla hacia atrás dándole una mirada de reproche.- Ve a ponerte un pantalón o algo que te cubra las piernas primero, luego te contaré solo una historia, una de las cortas.

-¿Pero la puedo escoger yo? -Esta sonrió  alzando su pies para acariciar su brazo con este.- ¿Porfavor?

- Depende ¿Que historia quieres escuchar? -Este murmuró sujetando su pie desde su tobillo para detenerla mientras que se ponía de pie.

- Quiero escuchar algo sobre ti, estas casado ¿No? ¿O lo estuviste? Puedo ver el anillo en tu dedo pero aquí no hay rastros de ninguna mujer aparte de Anabelle quién es quién se preocupa de la casa y de ti.

- Esa no es una historia interesante.- Este soltó su tobillo para alejarse hasta ponerse al borde de la ventana donde podría mirar a otro lado.- Ni siquiera es una historia, soy viudo.

-Lo siento mucho.- Está soltó suavemente viéndose realmente arrepentida por su intromisión.- Pensé que eras separado o divorciado.

- Está bien, es algo que pasó hace mucho tiempo.- Este se cruzó de brazos fijando la mirada en la muchacha que tenía en frente notando lo delgada y pálida que era a comparación de Rebeca se veía completamente sana por fuera, pero ya había aprendido que las apariencias engañaban, su esposa que nunca había contado con una muy buena salud a pesar de su buen aspecto no había soportado un embarazo y ella junto al bebé habían muerto debido a una hemorragia.- Tanto tiempo que ya no queda nada por recordar, todas sus cosas se han arruinado por el paso de los años.

- ¿Hace cuánto paso eso?

- Doce o trece años, ni siquiera lo recuerdo muy bien.- Harry sacudió la cabeza para evitar que esta se llenará de recuerdos.- Era muy joven, tenía veintidós y Rebeca unos veinte si es que no me equivoco.

Love in Texas  [H.S. Mature]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora